Cuando hablamos de Morón, esa ciudad del centro de la isla, a veces nada más que nos viene a la mente el famoso Gallo. Pero pocos al vuelo se recuerdan de algo que ha atrapó y aún atrapa a casi todos los cubanos. LA TORTICA DE MORÓN.
Su creadora fue doña Serafina Echemendía, también conocida como La Fina, quien elaboró las torticas por primera vez en el año 1926. La receta es de origen andaluz y llevaba entre sus ingredientes almendras y cacahuates. Pero en la villa de Morón a la señora Echemendía, descendiente de andaluces, se le ocurrió sustituir los frutos secos triturados que llevaba la fórmula original, por cáscara de limón rallado.
Del horno de Fina Echemendía salieron las torticas de Morón y, a partir de eso momento, la villa las tuvo como símbolo junto a la escultura del gallo.
Todavía hoy, calientes y acabaditas de hacer, se desmoronan en la boca, extasiándonos con su dulce sabor que tiene sorpresivamente, un puntico de salado. No existe cubano dentro o fuera de la Isla que no haya comido estas torticas, un dulce rico, común ,barato y más que de Morón, de todos.