Una de las construcciones más hermosas, recuerdos de cuando yo fui operadora, poco tiempo ,porque de ahi pase a firmar parte del departamento de Estadísticas , pero guardo un lindo recuerdo de todas mis amigas y eran muchas ,era como un Facebook ,pero en persona.
Fraseología que se usaba para hablar con el usuario:
Habana Buenos dias ( u otro tiempo)
Para que parte de Camagüey desea la llamada
Con quien desea hablar…….con voz dulce y respetuosa.
La historia a continuación:
Compañía Cubana de Teléfonos o Cuban Telephone Company. Fue una Empresa norteamericana organizada y constituida a perpetuidad, con sujeción a las leyes del estado de Delaware, y oficina en Nueva York, para establecer y abrir al servicio público líneas y sistemas telefónicos de larga distancia y de servicio local en y a través de ciudades y pueblos de la República de Cuba. Actualmente reconocido como el Edificio de Águila y Dragones. Mantuvo sus operaciones hasta el 3 de marzo de 1959 cuando es intervenida por el gobierno cubano.
Historia
El 18 de julio de 1909 se le concedió una autorización a perpetuidad para establecer y abrir al servicio público líneas y sistemas telefónicos de larga distancia y de servicio local en y a través de ciudades y pueblos de la República de Cuba.
Tras recibir la concesión por parte del gobierno de Cuba, la Cuban Telephone Company se obligaba a completar, en el término de 18 meses, a partir de la firma del contrato, una moderna planta telefónica en La Habana con una capacidad de 18 000 abonados, e instalar servicios locales y de larga distancia desde la capital como centro, extendiéndose hacia las principales ciudades y pueblos de las seis provincias de entonces, de modo que en dos años se completara la instalación desde Guane en el oeste hasta Santiago de Cuba en el este, y un año después, desde Santiago hasta Baracoa en el extremo oriental de Cuba.
En octubre de 1916, la Junta de Gobierno de la Cuban Telephone Company eligió a Sosthenes Behn como presidente del Consejo de Administración de la compañía, en sustitución de Wiliam M. Talbott, y como vicepresidente, a José Marimón, quien a la sazón presidía el Banco Español de la Isla de Cuba. Hernand Behn quedó a cargo del manejo diario de la empresa.
La primera tarea abordada por los Behn con relación a la Cuban Telephone fue reestructurar la deuda de ésta y a la vez tomar las medidas de organización necesarias para aumentar su eficiencia económica y mejorar el servicio. Como resultado, hacia 1917 el ingreso neto aumentó hasta 1,7 millones de dólares, los dividendos comunes se triplicaron con respecto a 1913, y se pagaron los atrasos de las acciones preferidas. Pese a que se estableció un fondo de depreciación, la compañía pudo contar por primera vez con una sustancial reserva en efectivo.
En la práctica, la Cuban Telephone no tardó en convertirse en un genuino monopolio, pues, aunque su sistema debió coexistir durante un tiempo más o menos largo con el servicio telefónico local previamente establecido en algunas localidades e ingenios, la gran mayoría de las empresas independientes no pudieron resistir la competencia y tuvieron que abandonar el negocio.
Un diario habanero de la época informó que la capital tenía cinco teléfonos por cada 100 habitantes, un índice que si bien era la mitad del de Nueva York, triplicaba el de Madrid y aún superaba los de Londres, París, Viena, Petrogrado o el de cualquier ciudad de América Latina. Y añadía que de cada 10 teléfonos instalados en América Latina y las Antillas, uno correspondía a Cuba.
Pero la situación real de la telefonía en el país distaba mucho de ser como sugerían las estadísticas. Pese a que los ingresos brutos de la Cuban Telephone habían llegado a 1,2 millones de dólares en 1915, ese año no se pagaron dividendos a los accionistas y el valor de las acciones se desplomó en las bolsas de La Habana y de Londres. Era éste el resultado de una mala administración, que no había vacilado en endeudar a la compañía en condiciones muy desfavorables con tal de mantener a toda costa el pago de jugosos dividendos a los accionistas. Ante la imposibilidad de conseguir capital adicional en tales circunstancias, el National City Bank of New York, que había respaldado originalmente a la empresa, presionó a su administración para que, con la finalidad de salvar el negocio, consiguiera la colaboración de los hermanos Sosthenes y Hernand Behn, quienes gozaban de gran prestigio por sus éxitos como dirigentes de la Porto Rico Telephone Company.
A comienzos del decenio de 1930, la Cuban Telephone Company pasó a ser la unidad más exitosa de todas las que formaban parte de la ITT, según la expresión de la Revista Fortune.
Edificio de Águila y Dragones
Desde 1924, se hizo evidente para los hermanos Sosthenes y Hernand Behn, a cargo de la empresa, que el edificio de la calle Águila ocupado por las oficinas centrales de la Cuban Telephone Company, no estaba a la altura de los planes de gran envergadura que se habían trazado, de suerte que decidieron sustituirlo por un gran edificio moderno que dominara el panorama habanero y atrajera la atención de todo el mundo.
El nuevo edificio, emplazado en la esquina de las calles Águila y Dragones (unido al antiguo que se mantuvo como auxiliar), se inauguró en septiembre de 1927. Sus 62 metros de altura sobre la acera lo hacían el más alto del país en ese momento, con la peculiaridad de que se diseñó de modo que su ambiente fuese por mucho tiempo español en sus principales aspectos.
La historia de la compañía aparecía representada en el remate de la gran puerta de entrada del edificio, pues, en el supuesto de que la concha simbolizaba al peregrino que va a regiones ignotas, se habían labrado dos conchas, una grande y otra chica que, según el arquitecto Leonardo Morales, eran respectivamente, la representación de la International Telephone and Telegraph Corporation y la Cuban Telephone Company, soportadas por dos querubines robustos que representaban el espíritu joven de dos pueblos fuertes: el cubano y el americano.
Símbolo de expansión
Esta edificación simbolizó en su momento la expansión hacia América Latina de los capitales norteamericanos en el negocio de la telefonía. La Cuban Telephone Company inauguró el edificio en septiembre de 1927 y sus 62 metros de altura sobre la acera lo convirtieron en el más alto del país.
Detalles constructivos
Las dimensiones del terreno que ocupa el edificio son: 1,463.94 metros cuadrados (15,810.05 pies).
Las excavaciones comenzaron el 23 de febrero de 1926, trabajándose en las cimentaciones durante 118 días hábiles.
En la erección de la estructura de acero se emplearon 83 días.
En la superestructura, se trabajó durante 221 días hábiles.
Se trabajó simultáneamente en la erección del acero y en la superestructura durante 34 días.
El tiempo empleado en la construcción del edificio fue de 388 días hábiles.
El edificio comenzó a ocuparse el 10 de septiembre de 1927.
En las cimentaciones se emplearon 534 pilotes de 30’ de largo, madera de júcaro negro y 53 pilotes de hormigón.
La carga total del edificio sobre los cimientos es de 21.900,00 libras.
La altura de la estructura sobre el nivel de la acera es de 62.00 metros (207.36 pies lineales).
Las cimentaciones con pilotaje llegaron a 45’ bajo el nivel de la acera.
La estructura de acero descansa sobre gruesas losas de hormigón armado y grillajes adecuados.
El edificio consta de 13 pisos y un sótano, siendo el más alto de la Isla de Cuba en esa época.
El estilo arquitectónico del edificio es Plateresco Español.
La fachada de la torre es de cantería de Capellanía dura y la ornamentación, balaustradas y Cornisas son de terracotta.
Los pisos en general son de “terrazo” con “lock streps”.
Las ventanas métalicas son del modelo de Lupton.
Crisis
Entre 1932 y 1933 la compañía norteamericana decidió bajar de manera lenta y frecuente los salarios de los trabajadores, provocando paros y huelgas. En septiembre de 1933 se fundó el Sindicato de Obreros y Empleados de la Cuban Telephone Company, organización que dirigió las demandas de los trabajadores para alcanzar mejoras salariales y laborales.
El 9 de noviembre de 1933 estalló la huelga de los obreros telefónicos por indicación del sindicato nacional. En la capital y otras ciudades se produjeron sabotajes y quedó paralizado el servicio. Esta compleja situación se mantuvo hasta octubre de 1934, cuando la administración de la empresa concedió algunas demandas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la Cuban Telephone Company dejó deteriorar progresivamente el servicio telefónico nacional hasta extremos intolerables, alegando que le sería imposible disponer del capital necesario para normalizar el servicio, y asegurar su expansión hasta que no se le autorizara un aumento considerable de las tarifas. Pero los gobiernos constitucionales de entonces, no se atrevieron a poner en práctica una medida tal, en vista de que la creación de dividendos suficientes para atraer nuevo capital, significaba enfrentarse a un público ya encolerizado por la degeneración del servicio.
Como represalia, la Cuban Telephone canceló sus nuevas construcciones en Cuba, principalmente por decisión del general William Harrison, antiguo presidente e ingeniero jefe de la ATT, que en 1948 había sustituido a Sosthenes Behn como presidente de la ITT. A partir de 1953 no se instalaron más teléfonos nuevos en el país.
El 13 de marzo de 1957, mediante el decreto número 552 del dictador Fulgencio Batista, la ITT logró finalmente la autorización de su anhelado aumento de las tarifas telefónicas. La fecha entrañaba un trágico simbolismo, pues ese día el palacio presidencial había sido atacado por un comando revolucionario que buscaba ajusticiar al tirano, acción que dejó un saldo sangriento de numerosas víctimas.
La Cuban Telephone Company, amparada en la exención arancelaria creó la empresa Equipos Telefónicos Standard de Cuba SA, para el ensamblaje de centrales y aparatos telefónicos, base de un plan de ampliación del servicio amparado en el aumento de las tarifas.
Desaparición
Al triunfar la Revolución el 1 de enero de 1959 el gobierno provisional revolucionario revisó todas las concesiones realizadas por la dictadura de Fulgencio Batista. El día 3 de marzo por la Ley No 122 decidió anular las concesiones, intervenir la compañía y rebajar las tarifas telefónicas, además de disponer la inamovilidad de los trabajadores de la empresa[1].
El 6 de agosto de 1960, en acto de trascendencia histórica, se nacionalizó junto con otras compañías norteamericanas, la Cuban Telephone Company y su filial Equipos Telefónicos Standard de Cuba SA pasando posteriormente a formar parte del Ministerio de Comunicaciones. Edificio Aguila y Dragones.