Cuando todo se olvida, cuando todo se pierde, cuando en el mar confuso de las miserias humanas el Dios del Tiempo revuelve algunas veces las olas y halla las vergüenzas de una nación, no encuentra en ellas la compasión ni el sentimiento.
La honra puede ser mancillada.
La justicia puede ser vencida.
Todo puede ser desgarrado.
Pero la noción del bien flota sobre todo, y no naufraga jamás.
Salvadla en vuestra tierra, si no queréis que en la historia de este mundo la primera que naufrague sea la vuestra.
Salvadla, ya que aún podría ser nación aquella, en que perdidos todos los sentimientos, quedase al fin el sentimiento del dolor y el de la propia dignidad. (ibíd., pp. 52-53). José Martí