La dictadura que oprime a la nación no es un poder constitucional, sino in- constitucional; se engendró contra la Constitución, por encima de la Constitución, violando la Constitución legítima de la República. Constitución legítima es aquella que emana directamente del pueblo soberano…. los militares están padeciendo una tira- nía peor que los civiles. Se les vigila constantemente y ninguno de ellos tiene la menor seguridad en sus pues- tos: cualquier sospecha injustificada, cualquier chisme, cualquier intriga, cualquier confidencia es suficiente para que los trasladen, los expulsen o los encarcelen deshonrosamente… ¡Qué desonfianza!… ¡Ni a las vírgenes vestales de Roma se les impuso semejante regla! lo que le importa a no es proteger al Ejército, sino que el Ejército lo proteja a él; se aumenta su poder de opresión y de muerte, pero esto no es mejorar el bienestar de los hombres. Guardias triples, acuartelamiento constante, zozobra perenne, ene- mistad de la ciudadanía, incertidumbre del porvenir, eso es lo que se le ha dado al soldado, o lo que es lo mismo: “Muere por el régimen, soldado, dale tu sudor y tu san- gre, te dedicaremos un discurso y un ascenso póstumo (cuando ya no te importe), y después… seguiremos vi- viendo bien y haciéndonos ricos; mata, atropella, oprime al pueblo, que cuando el pueblo se canse y esto se aca- be, tú pagarás nuestros crímenes y nosotros nos iremos a vivir como príncipes en el extranjero; y si volvemos algún día, no toques, no toques tú ni tus hijos en la puerta de nuestros palacetes, porque seremos millonarios y los millonarios no conocen a los pobres. Mata, soldado, opri- me al pueblo, muere por el régimen, dale tu sudor y tu sangre…”
– Fidel Castro
“En su discurso La historia me absorbera”