LA SOPRANO MARÍA REMOLÁ EN EL RECUERDO.
Es una soprano de coloratura de un bello timbre, con una voz y un registro que aunque no de mucha potencia, le permitía interpretar lo mismo un aría operística, una zarzuela que un bolero lo que le valió mucha popularidad, sus juegos vocales arrancaban grandes ovaciones.
Nace en Barcelona, España, el 7 de diciembre de 1930. Hacia 1952 vino a conocer a unos parientes la escucharon cantar, le sugirieron que tomara clases y se radicó en Cuba, y en 1956 fue discípula de canto de Francisco Fernández Dominicis, y recibió clases de perfeccionamiento con la cantante búlgara Liliana Yablenska.
Realizó su debut profesional en 1958, en la compañía de Aguilá-Martelo, con el rol titular de la ópera Marina, de Arrieta. Tres años después, protagonizó la puesta de Doña Francisquita, de Vives, dirigida por Antonio Palacios en el teatro Payret y en la versión televisiva.
Cantó en el teatro Martí llevada por Antonio Palacios Espejo. Ha interpretado personajes protagónicos en zarzuelas y óperas, e interpretado canciones de la música popular cubana y latinoamericana, y actuado como solista con la Orquesta Sinfónica Nacional.
Es fundadora del Teatro Lírico Nacional de Cuba, agrupación con la que interpretó numerosas óperas:
Rigoletto, Don Pasquale, El barbero de Sevilla, La traviata
Lucia di Lammermoor y zarzuelas y operetas:
Luisa Fernanda, Los gavilanes
María la O, Bohemios, La viuda alegre, La princesa de las czardas
El conde de Luxemburgo.
Roles todos donde hizo gala de su voz mesurada, dotada, sin embargo, de gran musicalidad y una extraordinaria extensión.
Al recibir la noticia de que su madre en España estaba delicada de salud decide viajar y acompañarla en sus últimos años hasta que fallece, pero ya estaba impregnada del calor caribeño y decide regresar a estas regiones.
En la actualidad reside en Santo Domingo, República Dominicana, donde se ha dedicado a la docencia del canto.
Estuvo casada con el músico cubano Feliz Guerrero, participó en muchos programas de la televisión, en grandes espectáculos del cabaret Tropicana y tuvo el gran mérito de acercar al gran público al género lírico, en ocaciones difícil de aceptar por las grandes mayorías.
María Remolá tiene ganado un lugar en el recuerdo y corazones de los cubanos.