El juicio de Martí sobre el “abestiamiento de unos hombres en provecho de otros” por el marxismo se le hace aquí aparecer como si Martí estuviera denunciando la explotación del obrero por el capital. Valdés Vivó sabe que en Cuba nadie puede acusar de mentiroso a un funcionario del gobierno, y no tiene reservas al mentir; las palabras de Martí sobre Marx son las siguientes:
Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas se ha de hallar salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que se desborde, y espante.
La “bestia” y el “abestiamiento” de que habla Martí, no se refiere, como pretende Valdés Vivó, a los capitalistas que abusaban del obrero, sino al obrero airado por las injusticias del capitalismo, por lo que, “en forzoso abestiamiento”, del proletariado, a Martí le “espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres”, y concluye que se debe “de hallar salida a la indignación, de modo que la bestia [en el obrero] cese, sin que se desborde, y espante”.
Y también le objetó Martí a Marx, en ese mismo escrito, el que anduviera “de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa”. Y por eso concluye:
¡No son aún estos hombres impacientes y generosos, manchados de ira, los que han de poner cimiento al mundo nuevo: ellos son la espuela, y vienen a punto, como la voz de la conciencia que pudiera dormirse: pero el acero del acicate no sirve bien para el martillo fundador!
Con la misma falta de pudor con que tuerce esa crítica a Marx, Valdés Vivó trata de restarle validez haciendo de Martí un demagogo toda vez que sus “dudas” sobre el marxismo, dice, “respondían a la necesidad de unir todas las fuerzas para hacer en Cuba una guerra independentista victoriosa y crear una república con todos y para el bien de todos, en choque con los ricos egoístas”. Es decir, que Martí mintió en 1883, cuando habló de Marx, preparando lo que habría de serle útil en la guerra en 1895.
Con referencia al manido escrito de Martí sobre Marx no se puede decir más, ni menos, que lo que dijo, Medardo Vitier en su Martí Integral (1954), uno de los mejores libros, y más completos, sobre Martí:
La posición que adopta [al hablar de Marx] confirma dos modos suyos subrayados en este libro: su resuelta defensa de los desposeídos y a la vez su cautela en cosas donde juegue papel la masa. No oculta su simpatía por Marx como pensador que percibió el dolor de los humildes y describió males de la sociedad. Se detiene, prudente, ante las fórmulas marxistas, es decir, ante el remedio que preconizaba. Hasta ahí llegó y no pasó a más.
Y enseguida concreta su juicio Vitier; y agrega:
Todas las líneas ideológicas de su formación lo hubieran llevado a rechazar el comunismo. Que posteriormente hubiese abrazado un socialismo moderado, el que prácticamente se implanta hoy acá y allá, al menos en la creciente intervención estatal, eso pertenece a la conjetura… La explicación materialista de la historia, no; los medios de redención social, mucho menos; pero buena parte de los motivos de piedad humana que contiene el marxismo, ya los levantó a la luz de la conciencia el cristianismo hace dos mil años… No se trata sino de mantener sin mengua la dignidad humana. Organizar toda una tesis de catástrofe universal en nombre de la reorientación, ya eso es otra cosa. Y ante eso retrocedió aterrado Martí.