LA NOBLEZA, BONDAD Y SENCILLEZ DEL GUAJIRO CUBANO.
Dicen por ahí que de la combinación guerra- war y héroe- hero y la popularización del habla , salió el término guajiro y que fue acuñado por las tropas norteamericanas llegadas a Santiago de Cuba en los finales de la Guerra de Independencia, aquellos soldados de academia se quedaban asombrados de ver como aquellos hombres mal alimentados, vistiendo harapos, habían puesto a raya al ejército español, los admiraban, por eso los llamaron así, héroes de la guerra.
Por supuesto, se trata de una versión, existen otras con testimonios incluidos.
Pero yo quiero hablar de ese ser con sabiduría popular, bondad infinita, educación de cuna, raíz en la tierra y hospitalidad sin límites, trasmitida de padres a hijos, donde no falta nunca el Buenos Días de la mañana.
Con frases consoladoras como esa que te hace ver las cosas más cerca » al cantio de un gallo» pero que con la marcha te das cuenta que era solo un consuelo para que siguieras caminando, porque ese gallo estaba cantando más, mucho más allá de donde te lo imaginas.
Jamás en casa de un guajiro ha faltado una buena taza de café para el peregrino, ya sea carretero o colado en la tetera de tela, ese café que no está mezclado con nada y que su aroma te penetra hasta el tuétano de los huesos.
La hospitalidad del guajiro cubano no ha cambiado ni cambiará nunca, desde su sencillez le hacen la competencia al sofisticado turismo, puedes hablar con cualquier visitante extranjero de una punta a otra del país y no falta en su recuento del viaje, la visita a la casa de un guajiro a comerse un puerco asado en púa al carbón y un congris brilloso por la manteca del chancho.
No hay restaurante gourmet que supere la cocina guajira y ahí siguen y seguirán a pesar de, porque son la esencia de la cubanía .
