POSEÍA UNA GRAN PASIÓN, INDEPENDIENTE AL BALLET, POR LOS DEPORTES, SOBRE TODO POR EL BÉISBOL, EL CUAL AMO MUCHO.
Por. Henry Puente.
Se cuenta que a la insigne bailarina nada humano le fue ajeno, siendo muy amplio el registro de sus intereses, tanto para su vida profesional como personal, porque más allá de la danza, manifestación artística que siempre vio como un medio de comunicación entre los seres humanos, le apasionaron la anatomía y la fisiología del cuerpo humano, la psicología, la investigación, la política, el deporte, convertida en fanática del béisbol, asimismo, le preocupaba sobre manera el desarrollo de la ciencia o los misterios del cosmos, por solo mencionar algunos de sus controvertidos recurrentes temas de conversación.
Lo más curioso era que, mientras los abordaba, de pronto podía incluir experiencias o vivencias al respecto, lo mismo narraba sus diálogos con el sabio británico Alexander Fleming, descubridor de la penicilina, a quien agradeció personalmente la salvación de su hija Laura de una aguda infección, del mismo modo, establecía diálogos sobre los enigmas del cosmos, sostenidos con los cosmonautas soviéticos Valentina Tereshkova y Vladimir Shatalov, aunque algunos argumentan, sea verdad o no, que todo eso era producto de su prolifera imaginación, al igual que cuando se refería a sus experiencias como espeleóloga, junto a su gran amigo Antonio Núñez Jiménez.
Un íntimo amigo de la diva, historiador y profesor universitario de alto fuste, muy interesado en la historia y trascendencia del béisbol, en su momento confesó, que ella amó los deportes de manera especial, sobre todo aquellos que conjugaban el esfuerzo y la destreza física con la belleza de una estética corporal, a fin de cuenta se debe recordar, que el ballet clásico junto al deporte de alto rendimiento, tienen mucho puntos en contacto. Es muy comentada la anécdota de la famosa bailarina, la cuál mientras veía por televisión la carrera de Alberto Juantorena en Montreal 76, al momento que esto ocurría dijo: “Si no corrige la espalda pierde la carrera, tiene que lanzar la pierna adelante, inclinar la espalda hacia atrás, como hacemos nosotros para lograr un grand jeté”. Y como si hubiera telepatía así lo hizo el bicampeón.
A la atleta Ana Fidelia Quirot la admiró profundamente por su coraje, y cuando conoció a Dayron Robles le dijo: “Me resulta simpático cuando te golpeas la cabeza cuando ganas, pero ¿ Sabes una cosa ? Te diré algo por mi propia experiencia » lo difícil no es ganar sino mantenerse”. Y él, con los ojos aguados, solo atinó a decirle “Es mucha verdad, usted lo ha demostrado, muchas gracias y siga bailando hasta que se seque el Malecón”.
Pero lo más curioso y divertido de todo resulta, que Alicia usaba términos beisboleros en situaciones relacionadas con el específico idioma del ballet, haciendo símiles para orientar o corregir a un determinado bailarín o bailarina, ejemplo de esto es cuando estando en un salón de ensayo podía decir: “No lo dejé llegar ni a primera”, “Ella ponchó”, “Que se vaya al banco y espere su turno al bate”, “No bateó ni fu ni fa” o “Partió el bate”. Para colmo de asombro, todos entendían sus indicaciones..