Esta expresión se usa en la segunda parte de una oración condicional, para decir que, de darse tal caso, la situación sería distinta, tendría distintas consecuencias.
Por ejemplo: «Si hubiéramos aceptado la oferta cuando tuvimos la oportunidad, otro gallo cantaría….».
Su origen, parece ser que está vinculado con la Biblia,más concretamente con la parte en la que se relatan las últimas horas de la vida de Jesucristo cuando estaban en el Cenáculo. El Señor había dicho a Pedro que él lo negaría tres veces antes de que cantase el gallo dos, al amanecer.
Por supuesto, Pedro negó que tal situación fuese a cumplirse, pero quizá por la flaqueza humana del apóstol, el hecho se cumplió y Pedro negó tres veces consecutivas que conocía al Maestro.
El curso de los hechos que condujeron a Jesús al Gólgota engendró en los creyentes el sentimiento de que otro habría sido el desenlace de la historia sagrada si el valor de Pedro no hubiese flaqueado.