«LA COLOSAL CANTANTE
Y SU SEGUNDA MUERTE»
Por. Henry Puente.
Arrasadora, magnética y hechizante, con un estilo muy personal imposible de copiar, así podría definirse con justeza a esa inmensa de la canción cubana nombrada Leonora Rega, de una forma u otra, emparentada en lo interpretativo, personalidad y fuerza escénica, con Martha Strada, La Lupe y Moraima Secada, Rega es una de esas cantantes que merece ser rescatada del olvidó en que por dejadez o ignorancia ha sido sepultada como si de una segunda muerte se tratara.
Nació en la ciudad de La Habana un primero de julio de 1941 y falleció a la temprana edad de 47 años el 21 de septiembre de 1988.
Su vida artística comenzó desde muy temprano cuando era aún menor de edad y entró al Cuarteto de Aida, para sustituir nada más y nada menos que a Elena Burke, que dejaba al grupo para iniciar su camino de solista.
¿Qué facultades vocales tendría ya la muchachita para que fuera aceptada a reemplazar a la Burke?
Sin duda, tuvo muchas, tanto fue así que, al principio, Leonora era un eco de la estela que había dejado la Señora Sentimiento (la Burke). Pronto se dio cuenta de que también ella tenía posibilidades y que podía ser genuina.
Además, no hay que olvidar como ese Cuarteto era una verdadera escuela, a la que imprimió todo su saber Aida Diestro y del cual surgirían voces como las de Omara Portuondo, la ya mencionada Elena, Moraima Secada, y otras que transitarían din dificulta el éxito.
Es con el cuarteto cuando hace su primer viaje al exterior, a la Argentina, y Moraima tiene que firmar un documento como responsable de Leonora por ser menor de edad.
Instaló tienda aparte
Mayo de 1963 marca su debut como solista en el Casino del Hotel Capri, sitio donde hace valer sus facultades interpretativas y se gana en definitiva el favor del público donde anteriormente reinaron nombres como Olga Guillot y Gina León.
La Habana de noche, y otros lugares del país, disfrutan de su presencia y se la puede ir a ver y escuchar en los cabarets del Habana Libre, del Nacional, el Internacional de Varadero y hasta en Tropicana.
La radio y la televisión, en aquellos tiempos, son testigos de su presencia constante. En la pequeña pantalla, aparecía en los estelares Juntos a las Nueve y Recital, ambos dirigidos por Manolo Riffat y contando con la animación de Eva Rodríguez.
Hizo una larga gira al exterior que abarcó tanto la antigua Unión Soviética y varios otros países socialistas.
No fue nada gratuito que cuando el espacio radial A Solas Contigo, con Meme Solís y Elena Burke (Radio Progreso; 10:00 pm) dejó de transmitirse, fue Leonora Rega, acompañada por la guitarrista Cary del Río, las encargadas de ocupar ese lugar.
Por cierto a una composición de del Río, Leonora debe quizás su canción más emblemática: Cavaste una tumba, de la cual hizo una verdadera creación difícil de superar, aunque la gran María Antonieta, la cantante cisne de Cuba, una total triunfadora, más tarde, también la incluiría en un disco titulado «Sin Límite».
No puedo precisar fecha pero en la década del 70, la Rega, mostró la aceptación popular alcanzada cuando ofreció un recital en el Teatro Amadeo Roldán, de Calzada y D, en el Vedado. Esa noche los asientos no fueron los suficientes pero los espectadores no se amilanaron y tomaron los pasillos y las escaleras, para no perderse el espectáculo.
Además de la ya mencionada Cavaste una tumba, su repertorio incluía números como, Alma libre (…igual que un mago de Oriente), de Juan Bruno Tarraza, y sobre todo del autor Carol Quintana toda una serie como Viviendo mi verdad, Lo que más deseo en el mundo, Que la vida sepa. También otros destacados compositores como Adolfo Guzmán, Juan Arrondo, Pablo Reyes, Olga Navarro y Miguel Chávez, le ofrecieron algunas de sus creaciones.
La última presentación en público fue en el teatro García Lorca. A partir de ese momento, una espesa capa de silencio cubrió a esta gran figura de la canción cubana como una especie de segunda muerte de la Rega, en la tierra que la vio nacer….