Últimos años de Leonor Pérez, madre de nuestro apóstol.
A las 5:30 de la tarde del 19 de junio de 1907, sentada en una amplia poltrona de la sala de la casa de su hija Amelia,serenamente, se quedó dormida para siempre Doña Leonor Pérez Cabrera, madre del Héroe Nacional cubano, José Martí.
Había cumplido 78 años y pasaba mucho tiempo absorta en sus meditaciones, en los múltiples recuerdos de su amado hijo “Pepe”.
Viuda, casi completamente ciega, sin recursos, desamparada totalmente de toda ayuda oficial, Doña Leonor fue a vivir al amparo de su hija Amelia, en la calle Consulado, en La Habana. Nunca recibió amparo alguno de la República que su hijo concibió para los cubanos, y ella, mujer de entereza y rebeldía, creadora con su esposo de una familia de muchos vástagos virtuosos, casi todas hembras, nada reclamó al gobierno.
Sólo al morir Doña Leonor, el Gobierno Interventor norteamericano encabezado por su gobernador Charles Magoon, publicó una insincera nota necrológica firmada por el gobernador en Cuba, Charles Magoon, en la que se dispuso guardar duelo oficial y que fuera sepultada a cuenta del Ayuntamiento habanero. Fue un pomposo sepelio que contrastó con la miseria en que ella vivió durante sus últimos años.
El pueblo habanero sí mostró sincera congoja y expresó su disgusto por la presencia del representante del gobierno de Estados Unidos y de tanto politiquero corrupto, en las exequias de la madre del más fecundo líder revolucionario.