GAESA: EL MONOPOLIO EMPRESARIAL DEL CASTRISMO
Gaesa es una empresa adscrita al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar). Su presidente ejecutivo es el general de brigada Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y jefe del V Departamento de las FAR.
«Sé que ellos manejan una amplia gama de negocios, que tienen reputación de ser gerentes eficientes y efectivos, que hay miembros de la familia Castro que están muy bien ubicados dentro de la organización, pero no sé lo que ocurre dentro de la matrioska», agrega Pedro Freyre, abogado del Consejo de Negocios EE.UU.-Cuba de la Cámara de Comercio de Estados Unidos y que ha asesorado a funcionarios de ambos gobiernos en la gestión de las relaciones bilaterales, describe a BBC Mundo lo difícil que resulta determinar la verdadera dimensión de Gaesa.
Ellos tienen a Gaviota, que es el grupo más grande o, al menos, el que maneja los hoteles más importantes, pero eso no quiere decir que controlen la economía del país», explica en una entrevista con BBC Mundo.
La cartera de operaciones del Grupo de Turismo Gaviota incluye una parte importante de los hoteles de 4 y 5 estrellas de Cuba, pero su negocio va más allá al contar con la agencia de viaje Gaviota Tours, las Marinas Gaviota Cuba, la agencia de alquiler de autos Transgaviota y la empresa de insumos y servicios hoteleros AT Comercial S.A.
Su facturación anual llega a los 700 millones de US. Tiene 83 instalaciones hoteleras que suman unas 29.000 habitaciones, la mayoría gestionadas por unas 14 cadenas internacionales con las que tiene suscritos acuerdos de administración y comercialización, según publicó Granma, órgano oficial el Partido Comunista el pasado 26 de mayo.
Uno de estos hoteles es el Four Points de La Habana, gestionado por la cadena Starwood que fue adquirida por el grupo estadounidense Marriott en marzo de 2016, el mismo mes en que Barack Obama pisó suelo cubano en una visita histórica.
El gobierno cubano da poca información sobre Gaesa y sus empresas. Sin embargo, fuentes como por ejemplo un informe de la Oficina Económica y Comercial de la embajada de España en La Habana sobre la estructura empresarial cubana, publicado en 2013, muestra a Gaesa como un consorcio que incluye variadas empresas.
Entre ellas se encuentran Tecnotex y Tecnoimport – importación y exportación, TRD Caribe – supermercados minoristas de venta en divisas, Unión de Construcciones Militares, la Inmobiliaria Almest, la compañía responsable de la Zona de Desarrollo Integral Mariel (Zdimsa) y una empresa de servicios portuarios, aduanales, de transporte y de venta al mayor (Almacenes Universales).
Dentro de las compañías que operan bajo el Minfar, el documento cita a la Corporación Cimex, otro importante conglomerado que abarca comercios minoristas (Tiendas Panamericanas), estaciones de gasolina (Servi-Cupet), red de cafeterías (El Rápido), tiendas fotográficas (Photoservice), una naviera (Melfi Marine), una inmobiliaria (Inmobiliaria Cimex) y el Banco Financiero Internacional, entre otros.
Para Freyre, fue la caída del bloque soviético en 1991 la que marcó un punto de inflexión en la trayectoria del consorcio.
«Gaesa son las Fuerzas Armadas, la institución más poderosa en Cuba. Se encontraron sin dinero y con una misión muy limitada. Entonces, Raúl Castro, que es un militar y un hombre orientado hacia los recursos, inició un movimiento para entrenar a los generales para convertirlos en gerentes. De allí surgió la idea de ‘disciplinar’ la economía».
La corporación Gaesa está presente en sectores diversos y vitales para la economía de la isla. Se trata de “uno de los pilares de poder más grandes que tiene la dictadura de los hermanos Castro y, por consiguiente, no solo su mayor fuente de ingresos, sino probablemente la mayor herramienta de extorsión”, describe Yunier Suárez, fundador de la campaña Cuba Decide.
Los herederos sanguíneos de los hermanos Castro, los neocastristas, controlan políticamente la isla a través de los poderosos tentáculos de la dinastía militar en la economía y las finanzas. A través de Gaesa, Grupo de Administración Empresarial SA, los militares en Cuba se enriquecen y así evitan que el castrismo sea destituido del poder.
El consorcio militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) cubanas tiene ramificaciones que van desde el sector hotelero, turismo, hasta ventas de productos en divisas, pasando por las aduanas y los puertos.
Gaesa está adscrita al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar) y su presidente ejecutivo es el General de Brigada Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y jefe del V departamento de la FAR.
Yunier Suárez, fundador de la campaña Cuba Decide, explica que Gaesa es un monopolio doblemente reforzado: “Primero porque es desde donde la familia Castro opera de manera ‘lícita’ dentro del mundo empresarial y segundo porque al estar en su totalidad comandado por el Minfar se ha construido como una herramienta vinculada directamente al poder. Ese mismo poder autoritario que no permite ningún tipo de libertad económica, ni financiera”.
De acuerdo con el impulsor de Cuba Decide, el conglomerado bajo la comandancia de Rodríguez López-Calleja es, posiblemente, “uno de los pilares de poder más grandes que tiene la dictadura de los hermanos Castro y por consiguiente no solo su mayor fuente de ingresos, sino probablemente la mayor herramienta de extorsión”. No sólo es un conglomerado empresarial, sino que también funciona como un factor de control y espionaje, denuncia.
“Es importante tener en cuenta que la dictadura de La Habana está construida sobre los cimientos del terror, el chantaje y la obediencia a golpe de fusilamientos, defenestración y encarcelamientos. Esto tiene una vital importancia en cuanto a la estructura de poder dentro del régimen, una estructura que no se ciñe solo al poder político sino que se extiende también al poder empresarial y económico”, precisa Suárez.
La economía cubana durante casi seis décadas ha operado más desde la lucha ideológica de sus gobernantes que desde las leyes económicas. Durante sus 47 años en el poder, Fidel Castro desobedeció los consejos de importantes economistas cubanos y extranjeros, y “sus improvisaciones”, condujeron a una ininterrumpida debilidad económica que convirtió a Cuba en una nación dependiente, que sobrevive gracias a las millonarias ayudas anuales de Rusia, China, el bloque socialista de Europa del Este y, en los últimos años, Venezuela.
En ese período, las pequeñas aperturas de la economía fueron el resultado del interés de Raúl Castro, entonces ministro de las FAR, quien creó un equipo que estudiaba diferentes experiencias económicas para adaptarlas a las condiciones concretas de Cuba.
Debido a eso en los años 90 se implementaron diversas empresas militares cubanas derivadas del “Plan de Perfeccionamiento Empresarial”, gracias al cual surgieron los primeros nichos económicos que conformarían el Grupo de Administración Empresarial S.A. (Gaesa), encabezados por la corporación de turismo y comercio Gaviota S.A, la cual rápidamente comenzó a establecer relaciones con las corporaciones estatales Cubanacán S.A y CIMEX, ambas a cargo de Fidel Castro.
Hace ya más de tres décadas que Raúl Castro designa al mando de las actividades económicas a hombres de confianza: el ya fallecido general Julio Casas Regueiro y el actual General de División Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, esposo de una de sus hijas y padre de Guillermo Rodríguez Castro, nieto favorito de Raúl Castro.
Para Enrique García, consultor de seguridad, analista político y exalto oficial de la División de Inteligencia del Ministerio de Interior de la isla es de este modo que “la dictadura cubana se ha sostenido en el poder, y a través de su gigantesco aparato de inteligencia que reprime y controla a la población”.
“La inteligencia cubana tiene más control social que el que tuvieron sobre sus ciudadanos los países comunistas en Europa. Es más, puedo decir con propiedad que la inteligencia cubana supera con creces la que tuvo la Stasi alemana o la contrainteligencia de la KGB: hablo de miles de personas que de una u otra manera, se ven obligadas a colaborar con el régimen cubano”, enfatiza el especialista, quien además dirigió el trabajo de la inteligencia cubana en 7 países de América Latina.
“Cuesta mucho dinero mantener este aparato de inteligencia. Los oficiales que realizan ese tipo de tareas reciben muchos beneficios que los colocan en una posición social por encima del resto de la población, por lo tanto se crea toda una casta de privilegios con el fin de poder mantenerlo”, agrega García.
Cuba en este momento es gobernado por una mala mafia, una mafia militar que tiene el control de la economía. El control de todos esos negocios los tiene el general Rodríguez-López Calleja. Finalmente, la fortuna es para un grupo de generales que se enriquecen ilícitamente”.
Publicación de Heteropía Fragmentada
Compartido por Juan Pablo Maldonado Padilla