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A la arquitectura colonial cubana la definieron tres géneros: militar, religioso y civil.
El militar se ubicaba cerca de las costas por razones defensivas. Muros gruesos de altas murallas y ventanales estrechos que hacían un recinto de difícil acceso a los piratas.
El religioso mostraba altas y gruesas columnas, cúpulas y techos abovedados terminados en cruces. Las imágenes de Santos y Ángeles tallados en piedra se colocaban en una abertura en la pared llamada “nicho”. El interior era espacioso para acoger a muchas personas. La luz entraba a través de ventanas de cristales coloridos conocidos por “vitrales”.
Las construcciones civiles, al inicio, eran rústicas (barro y madera); luego las plazas, los caminos y los asentamientos poblacionales progresaron el trazado de la ciudad. Algunas familias edificaron al estilo “mudéjar o y otras aún más afortunadas lo hicieron a la manera barroca, dando una mayor complejidad arquitectónica.