Leyendo algunas Fuentes como losTextos de Minerva Isa y Eunice Lluberes; Eduardo Robreño y José M. González Delgado,me gustaria utilizar parte de sus obras:
…Si…moría en su cama fulminado por la septicemia… Por que?Por tanto dar la mano. Por que?Pues como mismo dice el»artículo» Porque su arraigo y ascendencia estaban intactos y seguia siendo enormes, Seguía siendo un ídolo, La gente le cierra el paso en la calle.Todos quieren verlo y saludarlo »Enfermo de popularidad». Se le dio el grado de General en Jefe del Ejército Libertador,se le confirio el Titulo de Hijo de Cuba por nacimiento,se le propuso para Presidente,se le dono una Casa,que el pueblo le regaló,la casa de la calle Galiano conocida como La Quinta de Los Molinos y cuando enfermo,el Gobierno, vota un presupuesto para cubrir los gastos que reporte la enfermedad,alquila,para que viva o muera en ella,la residencia de 5ta. esquina a D,en el Vedado,cercana al mar,ocupada hasta poco antes por la legación alemana, y que se amuebla convenientemente. A las 11:30 de la noche el Senado, en sesión extraordinaria, declaraba luto nacional los días 18, 19 y 20 de junio, y establecía que los cuerpos armados guardaran duelo oficial durante nueve. Disponía que las honras fúnebres tuvieran carácter nacional y votaba un presupuesto de hasta 15 mil pesos para los gastos del sepelio. El cadáver sería velado en el Salón Rojo del Palacio Presidencial (antiguo de los Capitanes Generales) y se tributarían al difunto las honras correspondientes a un Presidente de la República. Poco después se reunía la Cámara de Representantes y aprobaba, también por unanimidad, el proyecto del Senado que, sancionado por Estrada Palma, se convertía en ley y se publicaba de inmediato en una edición extraordinaria de la Gaceta Oficial. Mientras, el Presidente de la República daba a conocer una Proclama al país:
“El mayor general Máximo Gómez, General en Jefe del Ejército Libertador, ha muerto. No hay un solo corazón en Cuba que no se sienta herido por tan rudo golpe; la pérdida es irreparable. Toda la nación está de duelo, y estando todos identificados con el mismo sentimiento de pesar profundo, el Gobierno no necesita estimularlo para que sea universal, de un extremo a otro de la Isla, el espontáneo testimonio, público y privado, de intenso dolor”.
El erudito dominicano Pedro Henríquez Ureña, testigo de los hechos, escribiría:
“Estaba prohibido hacer música y no se oía vibrar un piano ni sonar uno de los muchos fonógrafos de La Habana. Cada media hora, durante tres días, disparaba el cañón de la fortaleza de La Cabaña; y cada hora tañían las campanas de los templos. Cerrados los teatros, las oficinas, los establecimientos, ofrecían las calles llenas de colgaduras negras y banderas enlutadas, un aspecto extraño con las multitudes que discurrían convergiendo hacia el Palacio”.
Fue el sepelio más grande que se haya visto en Cuba hasta ese momento.La Isla estaba paralizada en su dolor…Si…es cierto:No hubo despedida de duelo.Y me viene a la mente la frase de Beethoven»nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo» Y me viene a la mente otra frase de Santiago Ramón y Cajal: «Hay tres clases de ingratos:los que se callan el favor,los que lo cobran y los que lo vengan».
Y no creo que EL PUEBLO DE CUBA fue ingrato con Máximo Gómez en alguna de las tres clases. Por eso Yo digo: »NUESTRO SILENCIO NO FUE INGRATITUD FUE DOLOR Y RESPETO».