El 15 de julio de 1925, menos de dos meses después de haber tomado posesión de la presidencia de la República el general Gerardo Machado y Morales, el Congreso aprobó la ley que disponía la ejecución de la Carretera Central.
Comenzaron de inmediato los estudios de campo y el 27 de septiembre de 1926, con la presencia de representaciones de firmas nacionales y extranjeras, se llevó a cabo la primera subasta con las propuestas para la realización de la obra.
Ninguna cuadró a los intereses del Estado. Se impuso así la necesidad de realizar una segunda subasta, el 30 de noviembre siguiente, y la obra quedó adjudicada a la Compañía Cubana de Contratistas y a la Warren Brothers Company.
El primero de marzo de 1927, en San Francisco de Paula, en presencia del Presidente de la República, el ingeniero Manuel A. Coroalles, jefe del negociado de Caminos y Puentes de la Secretaría de Obras Públicas, inauguraba, de manera simbólica, los trabajos en la Carretera Central. Coroalles había sido designado director técnico de la obra.
Se procedió de la manera siguiente.
La carretera se dividió en 32 secciones de entre 30 y 40 kilómetros cada una.
La Compañía Cubana de Contratistas, conformada por la empresa Arellano y Mendoza con algunos socios, asumió desde la sección ocho hasta la 12, correspondientes a la provincia de Matanzas, y de la 13 a la 17, sobre el territorio villareño, para un total de 342 kilómetros. El resto lo asumió la Warren Brothers Company.
Se impuso vencer dificultades sin cuento.