El "granizadero" siempre formó parte del paisaje cubano.
La venta de la mezcla del hielo picado y algún sirope data de los primeros años de la Republica, poco después de fundarse en Cuba las dos primeras fábricas de hielo, La Tropical y La Polar.
El granizado siempre se ha hecho con hielo triturado, al cual se le vierte esencias o jugos de frutas, existían muchos sabores y se destacaban los de fresa, menta, anís, limón, tamarindo, coco y el mantecado. Desde siempre se han vendido en carritos de ruedas, de madera o metal, con un techo para cubrir al vendedor.
Se empujaban con los brazos por dos varas cortas de madera. En su interior habían dos partes, en la inferior se colocaba el hielo, que es una de las materias primas del granizado, sobre este compartimiento iban dos anaqueles donde se colocaban las botellas de líquidos con sabores.
Como todo lo de aquella época, se pregonaba utilizando una campanita y para rayar el hielo se utilizaba un aparato de hierro que se llama cepillo el cual era imprescindible.