¡A CORRER LIBERALES DE PERICO!
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La frase ha pasado al patrimonio de la cultura oral de la nación. Se utiliza cuando se quiere escapar de algún peligro o como simple expresión que refleja una situación escabrosa. Pero pocos conocen el origen de la expresión, que se remonta a la segunda década del siglo pasado.
El suceso que dio origen a la frase tuvo lugar durante el gobierno del político conservador Mario García Menocal (1866-1941), que dirigió la nación entre 1913 y 1921. Perico era, y es en la actualidad, un municipio de la provincia Matanzas.
José Miguel Gómez, liberal y principal opositor de Menocal, gobernó la Isla entre 1909 y 1913, y lideró un alzamiento armado en las provincias de Camagüey y Oriente que duró poco tiempo y concluyó con la captura de los rebeldes, incluido Gómez. Los alzados en armas fueron absueltos y el conflicto pasó a la historia con el nombre de La Chambelona, una suerte de conga protesta por la fraudulenta reelección de Menocal el 20 de mayo de 1917.
El fin de aquella escaramuza no puso fin a las querellas entre liberales y conservadores. Las protestas se sucedieron contra el intento de Menocal de alcanzar un segundo mandato. Los liberales organizaron actos de protesta pública en muchos pueblos de Cuba. Uno de ellos se realizó en Perico.
La mañana del 16 de agosto de 1916, la tensión ciudadana en Perico excedía los límites de lo que parecía una protesta mesurada. Los liberales del pueblo se congregaron en la plaza principal para iniciar la protesta contra Menocal. Aunque lejos del escenario, los menocalistas, molestos por el acto contra su líder, se preparaban para un choque violento entre los bandos y una posible arremetida del ejército y la policía contra los manifestantes.
La multitud escuchaba atenta la perorata del político liberal cuando, de repente, una explosión estremeció el lugar. Se formó el dale al que no te dio, y entonces se escuchó una voz potente que ordenaba:
-¡A correr, liberales de Perico!
La estampida fue una carrera maratónica sin meta fija. Minutos después se conoció la causa de la explosión. No se trataba de una bomba, ni una descarga de fusilería, sino la enorme penca de una palma real de las cuatro que embellecían el parque que se vino abajo desde su altura majestuosa, dando por terminado el mitin liberal y dejando para la historia una frase que ha servido de comodín a muchas situaciones serias e hilarantes.
Publicación de ’Ahmed Castillo O’Connor