Adolfo Domingo De Guzmán Luque. Gloria del deporte cubano, conocido con los motes de Papá Montero y Habana Perfecto. Entra en las Ligas Mayores en 1914 con los Bravos de Boston. Fue champion pitcher en 1923 con el equipo los Rojos de Cincinnati, acumulando 27 triunfos, solo ocho reveses y 1,93 carreras limpias por partido. Durante 20 temporadas de actuación en Grandes Ligas, implantó el récord de 193-179, con promedio de carreras limpias de 3.23 y 28 salvadas como relevista, 26 lechadas y 3 liderazgos en ese departamento, obtuvo el título de Campeón mundial en 1919 y 1933. Al retirarse como pelotero activo fue entrenador deportivo.
Una vez en el Springfield training un chico americano un poco arrogante que venía a batear se quiso lucir y aquí la anécdota:
¿Qué idioma es ese que hablas?
Español.
¿Y como te llamas?
Adolfo Luque.
¿Adolfo qué?
Luque, dijo con evidente fastidio el cubano.
¿Y de dónde eres?
De Cuba.
¿Cuba? ¿Dónde rayos queda eso?
Al Sur de Brooklyn, respondió Luque indignado.
En ese momento, el árbitro rompió la dilatada charla, y solo se escuchó una frase mitad amenazante, mitad premonitoria: “Ahora tú vas a saber dónde queda Cuba”.
Lo primero fue una recta pegada que Smith dejó pasar. Luego vino otra recta hacia la otra esquina. “Strike two”, gritó el umpire. Y cuando el confundido jovenzuelo esperaba quién sabe qué cosa en el home plate, una curva le dio el tiro de gracia. Anonadado, Smith no se movió. Parecía congelado en el cajón. El catcher lo sacó del mal momento: No te acongojes, le dijo. Ese señor ganó 27 juegos el año pasado en las grandes ligas.