Antes de 1959, la producción de carne vacuna y leche constituía la segunda actividad económica agrícola de Cuba, después de la caña de azúcar.
El Diario de la Marina conmemoraba en 1956 los 150 años de existencia. Por eso motivo la dirección del rotativo ofrecía a los lectores un número especial enfocado en recorrer diversos segmentos de la economía cubana a inicios de la segunda mitad del pasado siglo.
Abundantes cifras que permitían apreciar la pujanza de la economía cubana, particularmente en la esfera de la agricultura y dentro de esta, de la producción del tabaco, el café, el azúcar y sus derivados y de la ganadería.
Sobre la ganadería se destacaba aquella que hacía referencia a la existencia de 6 millones de cabezas de ganado, en momentos que un censo reflejaba igual cantidad de habitantes en la isla. De igual modo mencionaba los millones de litros de leche y los miles de toneladas de carnes que aportaba este sector al mercado interno y externo.
Y se reflejaba la extraordinaria red de actividades que habían surgido asociadas a la ganadería. Fábricas de cuero, de pienso animal, de mieles, de lácteos y sus derivados (helados, yogures, mantequilla, quesos de gran diversidad, etc) botones, zapatos, talleres de talabartería, y cientos de iniciativas más. Todo ello colocaba a la ganadería y sus derivados cómo la segunda actividad agrícola de mayor importancia.
El periodo que va desde el año 1946 a 1958 (12 años) el crecimiento ganadero se elevó de 0,74 cabezas de ganado por habitante a 1.0, o lo que es igual, de 4.116 millones de cabezas de ganado a algo más de 6 millones, un ritmo que de haberse establecido como tendencia hasta nuestros días arrojaría alrededor de 11 millones de reses.