Breve recuento histórico sobre el Mayor General, combatiente de las tres guerras de independencia . "Alias tiburón " José Miguel Gomez y su Majestuoso monumento en la parte más elevada de la avenida de los presidentes o calle G en el vedado habanero.
En las elecciones convocadas por el 14 de noviembre de 1908, fue elegido para ocupar la más alta magistratura de Cuba la que desempeñó del 28 de enero de 1909 al 20 de mayo de 1913.
Durante su período presidencial, se pavimentaron calles, se hizo el alcantarillado de La Habana, y se implantó el sistema telefónico.Durante su mandato se crearon la Academia Nacional de Artes y Letras y la Academia de la Historia, se reorganizaron la Biblioteca Nacional y las bibliotecas públicas. Por un Decreto Ley de José Miguel, luego refrendado por el Congreso se creó en febrero de 1913 el Museo Nacional que quedó inaugurado en el Frontón Jai Alai, cedido por el Ayuntamiento de La Habana.
Se mejoraron los puertos y el sistema ferroviario; se reordenó el poderj udicial; se aprobó y promulgó la Ley Arteaga, que prohibía el pago de los salarios en vales o fichas; Se creó el Ejército Permanente; se estableció la Renta de la Lotería , se incrementó la industria azucarera y la industria minera; Se establecieron las Academia de la Historia, y la de Artes y Letras y de fundó el Banco Territorial de Cuba.
Se incorporó a la Guerra de los Diez Años en 1875, subordinado al entonces coronel Serafín Sánchez y terminó con grado de capitán. Para participar en la Guerra Chiquita se alzó en los primeros días de diciembre de 1879, al frente de un grupo de hombres, con grado de comandante. Después de librar varias acciones en las zonas de Sancti Spíritus y Cabaiguán, capituló ante el enemigo a comienzos de 1880.
Guerra del 95
En la Guerra del 95 se alzó, al frente de 20 hombres, el 11 de septiembre de ese año. Cuatro días más tarde se unió al mayor general Serafín Sánchez, jefe de la 1ra división del 4to cuerpo. El jefe del 4to cuerpo, mayor general Carlos Roloff, le confirió el grado de teniente coronel y le planteó la misión de reagrupar a todo el personal disperso en la jurisdicción de Sancti Spíritus.
A los pocos días regresó con 125 hombres, montados y armados, con los cuales creó el Regimiento de Caballería Máximo Gómez y asumió su jefatura. Después de haber entrado la columna invasora en la provincia de Las Villas, el 3 de diciembre de 1895, escoltó al contingente de infantería, que bajo el mando del entonces general de brigada Quintín Bandera.
Ascensos
Teniente coronel, el 11 de septiembre de1895.
Coronel, el 8 de febrero 1896.
General de brigada, 12 de abril de1896.
General de división, 18 de enero de 1898.
Mayor general, 24 de agosto de 1898.
Fue electo representante a la Asamblea de Santa Cruz del Sur por el 4to cuerpo de Las Villas. Ésta lo eligió para integrar la comisión que presidió el mayor general Calixto García para viajar a Washington en diciembre de 1898. Fue uno de los nueve generales cubanos invitados por los interventores militares norteamericanos al acto de cambio de mando de la Isla, el 1 de enero de 1899.
El 4 de marzo de 1899 fue nombrado gobernador de la provincia de Las Villas. Siendo delegado a la Asamblea Constituyente de 1901, votó a favor de la Enmienda Platt.
El 31 de diciembre de 1901 resultó electo por el pueblo para el cargo de gobernador de Las Villas, el cual ya ocupaba, y al cual renunció el 30 de septiembre de 1905 para presentar su candidatura a la presidencia de la República.
En la República
Encabezó el movimiento armado que estalló el 17 de agosto de 1906 contra la reelección del presidente Tomás Estrada Palma, por lo que dos días después fue capturado y encarcelado durante corto tiempo.
Murió, víctima de una pulmonía, en el Hotel Plaza, de Nueva York, el 13 de julio de 1921. Sus honras fúnebres se celebraron en la Catedral de San Patricio y el ejército norteamericano le rindió los honores inherentes a su grado de mayor general y a su condición de expresidente.
Sus restos llegaron a La Habana en un ataúd de bronce. Su hijo Miguel Mariano tuvo que imponerse sobre los que lo recibieron que querían llevar el ataud en andas por las calles de La Habana. Lo velaron en su casa de Prado esquina a Trocadero. Su entierro fue una de las más grandes manifestaciones de duelo que recuerda La Habana.
El Monumento a jose Miguel Gomez.
En la parte más elevada de la Avenida de los Presidentes, conocida por todos como la calle G, se halla uno de los monumentos más hermosos de cuantos adornan la ciudad . El Monumento a José Miguel Gómez sorprende y obliga a un alto en el recorrido. Majestuoso, impide el paso del visitante a la vez que le seduce para que se adentre en sus piezas y las conozca de cerca, al detalle.
Bordeado por un gran semicírculo, inmediatamente llama la atención el obelisco central, coronado por seis figuras en posiciones heroicas, representativas de las provincias en que estaba dividido el país en el momento de la ejecución de la obra. Resaltan las altas columnas, las pequeñas escalinatas, el jardín circundante y las palmas reales, en su función de Árbol Nacional de Cuba que se incorpora al conjunto como un elemento más.
En su centro emerge la estatua fundida en bronce claro del Mayor General José Miguel Gómez, que se alza tres metros y medio sobre una base de granito rosa proveniente de las canteras de Ravena, en Italia. En los costados de la base, en lados opuestos, pueden contemplarse dos bellas estatuas de mármol blanco que representan la fuerza y la magnanimidad, acompañadas de altorrelieves, también fundidos en bronce, donde se refleja la labor del otrora presidente durante la guerra de independencia y la República.
En lo alto, sobre cada uno de los extremos superiores del semicírculo, descuella un grupo escultórico de excelente factura. El de la izquierda contiene a la Historia, la Libertad y el Tiempo, mientras en el otro lado se representan el Derecho, la Paz y la Ley.
Una vez dentro, el conjunto arquitectónico ofrece terrazas a distintos niveles, bancos donde descansar y fuentes de mármol de Carrara. Todos exhiben colores claros que provocan un efecto de luminosidad a la obra y la hacen ganadora de la primacía en un contexto caracterizado por el verdor del follaje de los árboles circundantes.
El conjunto en datos y cifras
Bajorrelieve en el Monumento Mayor General José Miguel Gómez
El monumento a José Miguel Gómez se inauguró el 18 de mayo de 1936. Para entonces ya habían transcurrido 15 años del fallecimiento del Mayor General en Nueva York, y unos 23 de haber concluido su gobierno. Sin embargo, la simpatía popular que había ganado, más allá de que le señalaran algunos manejos turbios del erario público, hizo posible el homenaje.
Tampoco es de extrañar que la obra tuviese un costo extraordinario. Su construcción se calcula en 125 mil pesos, una cifra demasiado elevada para su época, que fuera sufragada por suscripción popular con, según recogen las crónicas, aportes individuales que rondaron los 20 centavos per cápita.
Algunas curiosidades
Hacia finales de la década del 20 del siglo pasado, fue necesario alargar por varios cientos de metros la Avenida de los Presidentes, construida ya en esa fecha, para garantizar que José Miguel Gómez contara también con su espacio perpetuo en la memoria pétrea de los cubanos. Su autor fue el escultor italiano Giovanni Nicolini, cuyo proyecto fue concebido para engalanar uno de los extremos de la avenida. En el otro, desde 1921 había una estatua de Tomás Estrada Palma, primer presidente de la República, aunque posteriormente la avenida también se alargó un poco en esa dirección.
Cuentan que Nicolini se inspiró en el monumento erigido en Roma en 1910 al primer rey de la Italia unificada, Víctor Manuel II, de la autoría de Sacconi. Con este guarda innumerables puntos de contacto, aun cuando tiene menores dimensiones. Es por eso que a muchos les parece que el elogio consagrado al patriota cubano, es un fragmento de Roma que habita en las calles habaneras.
Otro dato curioso que se vincula a la realización del monumental conjunto, es que se presenta al Mayor General mirando al mar porque, a pesar de haber sido cubano, murió en el extranjero, siguiendo un código de la estatuaria que para algunos está superado, pero que se mantenía aún en boga durante la ejecución artística.