**Casa del empresario Juan Pedro Baró**
Esta famosa vivienda ubicada en Avenida Paseo entre 17 y 19, de estilo art-decó, obra de los célebres arquitectos Evelio Govantes y Félix Cabarrocas, calificada como la más bella de La Habana en su época, fue mandada a construir en 1927 por el empresario Juan Pedro Baró para su segunda esposa Catalina Lasa.
Esta es la historia de amor que dio lugar al primer divorcio cubano.
Catalina Lasa del Río Noriega en 1898 contrajo matrimonio con Luis Estévez Abreu, hijo de la conocida patriota cubana Marta Abreu y se establecieron en La Habana, donde fueron el centro de las actividades sociales de la ciudad, ganando Catalina los más importantes concursos de belleza de 1902 y 1904. Sus ojos azules, su piel impecable y su tremenda personalidad hicieron que se le conociera como “La Maga Halagadora”.
El acaudalado hacendado Don Juan Pedro Baró, que estaba igualmente casado, conoce a Catalina en 1905 durante un salón de fiesta, y un tiempo después comenzaron una relación oculta que duró poco en tales condiciones, porque enseguida la gente comenzó a murmurar.
Al ser descubiertos, por un detective contratado por la familia de su esposo, en una suite que alquilaban en el Hotel Inglaterra, Catalina es expulsada de su casa, acusada de bigamia. Se refugia junto a su amado Pedro Baró, ya viudo y 14 años mayor que ella, pero la sociedad habanera comenzó a cerrarles todas las puertas.
Baró y Catalina viajan hasta París, donde vivieron una época de paz, pero no estaban dispuestos a rendirse y perderlo todo. Pidieron una audiencia al Papa para que anulara el primer matrimonio de Catalina y para su sorpresa, el Papa hizo mucho más, bendijo su nueva relación.
En el año 1917, durante el mandato del presidente cubano Mario García Menocal se aprobó la Ley de Divorcio en Cuba. Catalina Lasa pudo divorciarse de su primer esposo y volver a La Habana.
A su regreso, Baró mandó a construir para Catalina este palacio en el Vedado. Sin embargo, no pudo disfrutarlo por mucho tiempo. Catalina enfermó cuatro años después de vivir en el palacete. Murió en París, en los brazos de su esposo en 1930, a los 55 años, durante un viaje emprendido por razones de salud.
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