Cómo un refugiado cubano crió al hombre más rico del mundo. Miguel Ángel Bezos llegó a EEUU de Cuba sin nada, como refugiado, y luego le enseñó a su hijo adoptivo -Jeff- valores de ética empresarial que lo llevaron a convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo. Tenía 16 años cuando migró solo a los EE. UU., luego que el régimen comunista cubano expropió la fábrica de madera de su familia. Su historia de superación ante la adversidad forjó los valores necesarios para que su hijo: Jeff Bezos, creara la fortuna más grande del mundo con la mayor página de ventas en Internet, Amazon.
Desde la izquierda política, comúnmente se acusa a EE. UU. de un «bloqueo» contra Cuba. Lo que no dicen es que en realidad existe un embargo, como consecuencia de la expropiación masiva de empresas como las de la familia Bezos.
Antes de la revolución comunista de 1959, Cuba era un país próspero. Miguel Ángel Bezos, le transmitió a su hijo la ética de trabajo que aprendió de su padre empresario, y hoy la fortuna de Jeff ronda los 146 mil millones de dólares, una cantidad inimaginable para el hijo de quién llegó al país como refugiado.
Miguel Ángel Bezos logró, con creces, el famoso sueño americano donde el origen no marca el destino y hasta el más carenciado puede crear una fortuna.
Bezos padre fue parte del programa Peter Pan, que -con la ayuda de la Iglesia Católica– transportó a 14 000 niños desde Cuba hasta Miami cuando empezaron las expropiaciones masivas del régimen y como tal los padres tenían menos opciones para alimentar a sus hijos.
Cada niño podía llevar solo 3 prendas, así que la madre de Miguel Ángel le tejió un abrigo hecho con trapos de limpieza. La familia todavía conserva la prenda como recuerdo.
«La educación nadie te la puede quitar»
Ahora Miguel Ángel es el vicepresidente de la Fundación de la Familia Bezos, que invierte en la educación y se enfoca en la estimulación temprana.
Como alguien que fue desposeído de todo lo material y separado de su familia por la fuerza, Bezos padre explica que la «educación nadie te la puede quitar».
Como padre adoptivo, ya que no es el padre biológico del multi-millonario, explica que lo más importante para los niños es el apoyo. No los juguetes, ni siquiera la cantidad de tiempo que se pasa con ellos, sino la calidad. Que los niños sepan que pueden contar con los padres.
A través del programa Vroom, por ejemplo, proveen herramientas para los padres de familia para que puedan estimular a sus hijos.
Además, fomenta la presencia de los padres en la casa, ya que las herramientas apuntan «a convertir los momentos cotidianos en momentos de desarrollo mental».
A su vez, incorpora la retroalimentación de los padres para fortalecer el proyecto, al igual que el consejo de expertos en la primera infancia, neurocientíficos y líderes comunitarios.
De refugiado a filántropo
Como beneficiario de la filantropía, Miguel Ángel Bezos ahora devuelve lo que recibió. Conoció a la madre de Jeff en la Universidad de Nuevo México, gracias a una beca asignada a estudiantes cubanos.
Ahora, desde la Fundación de la Familia Bezos, ofrece programas de formación para jóvenes líderes y sobresalientes.
La fundación provee experiencias de aprendizaje para todas las edades. Para jóvenes, por ejemplo, existen un programa de conservación ambiental enfocado a los océanos, donde se apunta a la innovación en lugar de la prohibición, para crear alternativas que ayuden a cuidar mejor de los mares.
Reducir impuestos para que el sector privado ofrezca soluciones en lugar del Estado
Entre las obras más sobresalientes está la donación de $2 mil millones de dólares para la construcción de viviendas para las familias sin techo, al igual que una red de guarderías para niños pequeños.
Bezos hijo le propuso al gobierno de la ciudad de Seattle, Washington, en EE. UU. que en lugar de cobrar tanto impuesto a la renta, les hiciera mejor un recorte y que las empresas locales se comprometan a remediar la crisis de viviendas.
«Utilizaremos el mismo conjunto de principios que han impulsado a Amazon», escribió Bezos. «Lo más importante entre ellos será la obsesión genuina e intensa por los clientes. El niño será el cliente».