<< El símbolo de Tropicana >>
Cuando el arquitecto Max Borges Jr. asumió el desafío de construir el primer «gran club nocturno» de Cuba, su primer pensamiento fue complementarlo con una imagen universalizada y que se relacionara con la línea estilística y majestuosa de lo que sería el Arcos de Cristal.
Luego, luego de revisar cuidadosamente los proyectos y ser aprobados por Martin Fox, dueño de la instalación, surge la pregunta que todos tenían, ¿cómo sería?
Quizás Fox encontró la inspiración porque fue influenciado por la película «Las zapatillas rojas», que en esos días era un éxito de taquilla en La Habana y se decidió por la figura de una bailarina de ballet. Lo cierto es que cuando presentó la idea, fue una sorpresa extraordinaria porque muchos pensaron que un cabaret no tenía relación alguna con el ballet.
Pero Max Borges no lo creía porque quería lo mejor para su proyecto; y seleccionó a la escultora Rita Longa, famosa por sus obras futuristas difundidas por toda la ciudad, para la ejecución.
Rita estaba muy sorprendida porque no podía pensar en cómo modelar una figura de ballet para simbolizar un club nocturno; pero Max la convenció dándole las ideas que tenía sobre el proyecto del club nocturno.
Ahora, ¿quién fué la modelo?
Según declaraciones de la propia Rita, ella dijo que no utilizaba modelos para sus obras y que gran cantidad de bailarinas se habían autoadjudicado ser la modelo, pero no fue nadie en específico.
«Me cohíbe mucho tener que depender de modelos» decía.
Entonces en 1949 Rita Longa realizó en mármol blanco la obra, inspirándose en la figura de Moira Shearer la bailarina protagonista del filme británico sobre ballet «Las zapatillas rojas»
Cuando la bella y esbelta figura se colocó en la entrada del estanque de agua iluminado, a finales de 1949 convenció a todos por su delicada belleza provocando la admiración de los visitantes.
Pronto la «bailarina» fue el símbolo de Tropicana convirtiendose en el centro de su propaganda.