<< ¿De dónde viene la expresión «a buen entendedor, pocas palabras bastan»? >>
De esta expresión tan antigua se puede decir que se explica por sí sola. Quien posee un mínimo de entendimiento no requiere de muchas explicaciones para comprender un asunto.
Su origen podemos encontrarlo, por una parte, en su expresión latina Intelligenti pauca, es decir, “a los inteligentes, pocas cosas”. Y por otra, remontándonos a la Antigua Roma, en la que el comediógrafo latino Tito Plauto la plasmó en una de sus sentencias: “al sabio, una sola palabra le basta” debido a que en aquellos tiempos se tenía gran admiración a la sabiduría.
Ligada a esta expresión también hay una historia que afirma que el cardenal Mazarino, primer ministro de los reyes Luis XIII y Luis XIV, le concedió una audiencia a un mendigo donde este último debía explicarse en tan solo dos palabras.
El mendigo, que entendió a la perfección el mensaje, se dirigió hacia el cardenal y pronunció su discurso: “Hambre, frío”.
A lo que Mazarino respondió, girándose hacia su secretario: “Comida, ropa”. Tras esta breve pero satisfactoria conversación, el cardenal Mazarino sentenció “a buen entendedor, pocas palabras”.