Edificio Riomar
El edificio se construyó en 1957 y las obras estuvieron a cargo del arquitecto Cristóbal Martínez Márquez. Su primer dueño fue la Compañía Mercantil “Propiedad Horizontal Miramar S.A.”.
Riomar fue concebido como un edificio de propiedad horizontal, de aquellos que se ponían en venta sus apartamentos incluso antes que estuvieran construidos. Los detalles de su interior, estaban a consideración de los gustos de sus futuros dueños.
Además de los 11 pisos de apartamentos, contaba en la planta baja con vestíbulo, carpeta y casilleros para la correspondencia; pizarra telefónica con teléfonos intercomunicadores en cada apartamento para comunicación interna y con salida a la calle; sala de estar-recibidor (donde hoy está la farmacia); tres salones de fiestas (los que están entre el vestíbulo y el área exterior de las piscinas); dos piscinas (para niños y adultos) con sombrillas, tumbonas, duchas en las áreas exteriores, servicios sanitarios para hombres y mujeres, máquinas expedidoras de refrescos, confituras, etc.; 6 ascensores (4 de público, 1 de la piscina y 1 de carga); una plaza de parqueo en el sótano para cada apartamento; áreas de tender cerradas con puertas y celosías en la azotea para cada apartamento; chutes de basura en cada piso con incinerador en el sótano.
El mantenimiento de aquella colosal obra generaba no pocos empleos, ya que los propietarios se encargaban de pagar una mensualidad a quienes garantizaban que todo marchase como debía y que cubría todos los gastos de cualquier arreglo (inmediato) de plomería, electricidad, carpintería, etc
Todo se fue a pique con la aprobación de la Ley de la Reforma Urbana en Cuba en 1960. Quienes eran propietarios salieron del país y dejaron atrás sus apartamentos, los cuales, curiosamente, nunca fueron puestos a disposición de los “humildes”.
La zona se declaró como “congelada” y aquellos apartamentos abandonados fueron ocupados posteriormente por “técnicos extranjeros”.
Se alojaron chilenos, rusos, alemanes, búlgaros, checos y profesionales cubanos de mucho prestigio en el interior del país que venían a la capital a ocupar puestos importantes en el gobierno.
La empresa Cubalse era la dueña del edificio e hizo un intento por repararlo en el 2001 para construir un hotel. Aquella empresa, sirvió como pretexto para concentrar a los propietarios en uno de los bloques del edificio.
Por cosas y cosas, de pronto no se contó con el presupuesto para acometer la obra y, luego que el Gobierno reestructurase Cubalse en el 2009, no se sabe en manos de quien quedó esta edificación.
Riomar quizás represente uno de los más grandes ejemplos de la desidia del gobierno cubano. No pudieron llegar a ocuparlo en su totalidad nunca, pero tampoco entregaron sus maravillosos apartamentos a sus distinguidos cuadros porque se hubiese armando una buena si estos habitaban un edificio con piscina justo en uno de los barrios más caros de la capital
No se pudo transformarlo en hotel, porque estaba diseñado para albergar a unas 200 familias, por lo que se dejó morir lentamente en una egoísta actitud de “si no eres mío, no serás de nadie”.
Solo 4 familias viven hoy en el edificio, que se negaron a marcharse de allí. Todos ellos son herederos, de alguna forma, de los dueños originales, o vivían allí en un apartamento alquilado al momento de decretarse la Ley de Reforma Urbana. 187 apartamentos siguen vacíos dese hace más de 20 años…
Publicación de Luis Acosta