El 10 de octubre de 1868 estalla la Primera Guerra de Independencia de Cuba tras el Grito de Yara que lanza Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria. Toda la familia Maceo se adhiere al movimiento libertador y jura vincular su destino al de Cuba. Mariana Grajales, madre de Antonio, crucifijo en mano, pronuncia las siguientes palabras que marcarían la historia de Cuba: “De rodillas todos, padre e hijos; delante de Cristo, que fue el primer hombre liberal que vino al mundo, juremos libertar la patria o morir por ella”.