El 18 de octubre de 1944. Muchos años después, en medio de la euforia y la esperanza por el triunfo del presidente Ramón Grau San Martín sobre Fulgencio Batista, otro ciclón descomunal tocó a las puertas capitalinas el 18 de octubre de 1944. Se le nombró Huracán de San Lucas o de Caimán Grande, pero para la historia quedó como ciclón del 44, a secas.
La Revista Bohemia se vio obligada a desbaratar toda su edición, ya en imprenta, para publicar un reportaje gráfico. Escombros del Hotel Sevilla Biltmore cayeron sobre autos. Varios barcos se desamarraron, entre ellos el Buque Columbia, que quedó al garete en la bahía hasta estrellarse contra los arrecifes del Malecón habanero. Una goleta se hundió y sobre el nivel del mar solo se veían sus tres palos. El río Almendares se desbordó, sepultó casas y hundió yates y botes. Los laureles del Prado fueron arrancados con saña. El estadio de la cervecería La Tropical quedó sin techo, así como el Oriental Park , del actual municipio de Marianao. Los árboles de la Alameda de Paula se doblaron como cañas. El litoral se inundó, provocando muchas víctimas entre los vecinos.
A diferencia del ciclón del 26 , para este se aplicaron algunas medidas de prevención y de organización del socorro a las víctimas, así como para evitar que los rateros se apropiaran de las propiedades en las casas derrumbadas. La radio se mantuvo informando mientras pudo. Incluso así, el huracán cobró 300 vidas.