El castillo de la Real Fuerza es la fortaleza más antigua de La Habana, y, por lo mismo, una de las joyas más preciadas con que cuenta la ciudad.
Ha sido, sin embargo, la más discutida de todas las defensas de la urbe y tanto fue el empeño en demolerla que pusieron de manifiesto no pocos capitanes generales, que bien puede afirmarse que ha llegado a nosotros por puro milagro.
Algunos autores la tienen como la más antigua de América.
Su construcción se inició en 1558, durante el mando del gobernador Diego de Mazariegos, que ejecutó lo dispuesto en una Real Cédula de 1556, y la concluyó el arquitecto Francisco Calona, unos 20 años después, en el gobierno de Francisco de Carreño.