*Ganador de un Grammy*
Llenaron una época gracias a éste espléndido músico….
Por. Henry Puente.
Manuel Galbán llegó al mundo un 14 de enero de 1931, y lo abandonaría, para nuestra tristeza, el 7 de julio del 2011, cuando había cumplido 83 años, a esté genial músico y encima excelentísima persona, doy fe de ello, se le reconoce como uno de los artistas cubanos con más horas de vuelo, se dice fácil pero no lo es, ya que fueron 67 años de vida profesional ininterrumpida, comenzado a los 13 años, en su natal Gibara, Holguín, como guitarrista de la orquesta «Villa Blanca».
Llegaría a La Habana en 1956, repleto de inquietudes y deseoso de triunfar, vendrían otros proyectos, probablemente el más conocido sea su participación en la dirección del cuarteto «Los Zafiros», después el grupo «Batey», «La Vieja Trova Santiaguera», «El Afrocuban All Stars», hasta llegar al mundialmente famoso «Buena Vista Social Club», con el que nace intercambio creativo con Ry Cooder, el disco Mambo Sinuendo, ganador del Premio Grammy Latino en la categoría Mejor álbum Pop Instrumental en el año 2003.
Galbán y yo, diría en su momento Cooder, sentimos que existía un sonido sin ser explorado aún con sabiduría, un sonido de los grupos cubanos interpretados por la guitarra eléctrica que pudiera recuperar la atmósfera de los años 50 con belleza, singularidad y simplicidad.
Manuel Galbán fue durante casi una década el guitarrista y director musical del fabuloso grupo vocal «Los Zafiros», que tejió su leyenda en aquellas noches habaneras de los 60, sobre eso ya se ha contado bastante, hasta en el cine con la película «Zafiros, locura azul», rodada en La Habana en 1997, y cuya exhibición conquistó un enorme éxito (a pesar que muchos no estuvieron de acuerdo en como se manejó la historia, acusándola de estar llena de falsedades) incluso, entre quiénes no vivieron esa época de gloria cuando trabajaron en el Olympia de París y fueron aplaudidos durante nueve minutos, sus grabaciones se repetían una y otra vez en las victrolas y radios de toda Cuba, a pesar que hoy, «Los Zafiros» son pura nostalgia.
Su historia comenzó a finales de 1962, en el barrio centrohabanero de Cayo Hueso. Sus protagonistas, cuatro jovenes mulatos, barrioteros y muy musicales, El Chino, Ignacio, Miguelito y Kike,deciden un buen día montar un cuarteto, como director y guitarrista los acompañará, no por mucho tiempo, el compositor Néstor Milí, cayohuesero también. Después ingresa en el grupo el guitarrista Oscar Aguirre, el cuál un tiempo después, decide emigrar rumbo Estados Unidos, resultando sustituido por otro ejecutante de este instrumento, ni más ni menos que el prodigioso Manuel Galbán, excelente músico en ese entonces con 32 años, mientras el cuarteto tiene un promedio de apenas 20, de común acuerdo fueron los cuatro vocalistas quienes decidieron nombrar al holguinero su director, que para ese tiempo vivía en la calle Campanario, también en Centro Habana. «Los Zafiros» precisaban de una dirección adecuada, recuerda Galbán, vieron mi trabajo del montaje de voces, de arreglos y acompañamiento, el Chino (Eduardo Elio Hernández) dio un salto y grito ¡ Esté es el hombre que necesitamos !
A Galbán le toca guiar al mítico cuarteto durante casi diez años, fue una nave bien difícil de conducir con aguas muy turbulentas, porque debido a sus características individuales, conllevaba en extremo complicado domar a «Los Zafiros, quiéne eran buenos muchachos, pero que no estaban preparados para convertirse en ídolos de la noche a la mañana, aún así llegaron a la cúspide de la popularidad llevados de la mano por el grandioso músico.
Solo alguien como Galbán, con su paciencia y disciplina, podría encaminarlos, tanto organizativa como musicalmente, asumía el montaje de voces, junto al Kike, componía, arreglaba y tocaba la guitarra y el piano de forma magistral, con sus conocimientos musicales logró campear el temporal de una forma admirable. No obstante, con su habitual sencillez y modestia siempre decía. Pero quiero ser sincero, ese grupo vocal, desde que apareció en el escenario, despertó el interés, mí labor consistía en apoyarlos, perfeccionarlos y desarrollarlos todo lo posible, amaban mucho su oficio, poseían talento natural, se movían al ritmo de la clave, todos bailaban muy bien, como un metrónomo, yo me guiaba por sus pasos para llevar el ritmo, en verdad, con sus voces hicieron maravillas, Ignacio, al decir de Galbán, era sobrenatural, un tenorino (más que un falsete) que daba un Re sobre agudo. Era el Tony Wilson de Los Platters, en su versión cubana. El Chino era el gran cantante de los mejores éxitos, la mayoría de las grabaciones las cantaba él, como bolerista, rumbero con guapería de barrio, una voz con un bajo excelente, era el más cubano. Kike (Leoncio Morúa) era la voz picadita, muy rítmico para cantar twist, calipso y bossa nova. Miguel Cancio ya tenía experiencia de cuarteto con Facundo Rivero. Debutaron en el programa televisivo «Música y Estrellas», dirigido por Manolo Rifat, obtuvieron un triunfo inmediato descomunal, les llamaban cuatro voces y una guitarra, ya los pianos habían comenzado a desaparecer de los escenarios nocturnos, pero en las grabaciones Galbán les formaba un piquete musical de primera, entre los que tocaban Tata Guines, Guillermo Barreto y Papaito Hernández, el propio Galbán tocaba el piano, grabaron tres discos LP de pasta negra con un solo micrófono para todas las voces, y sin embargo, sonaban espectaculares.
Poco antes de morir en La Habana de sus triunfos, a los 80 años, Manuel Galbán confesó, que se sentía un músico realizado. Adoró mi patria, mi música y sobre todas las cosas más que nada mí familia. Y a la recurrente pregunta de si seguía recordando a «Los Zafiros», respondió. La etapa de «Los Zafiros» fue de vinos y rosas, como dice una película, siempre los recuerdo como uno de los momentos memorables de la música cubana, ellos llenaron una época y todavía suenan con gran preferencia popular…..