El marqués de Santa Lucia (Salvador Cisneros Betancourt) tuvo una vida ejemplar como patriota y caballero. Nació rico y poderoso, muy joven participo en la conspiración de 1861 y desde entonces tomo parte en todos los movimientos revolucionarios de Cuba. Renuncio a sus títulos y a la nobleza heredada. No acepto el pacto del Zajón. Se movió de Oriente a Occidente preparando la guerra grande. Participo en la guerra de 1895, operando en los campos de Camagüey. Al separarse el gobierno revolucionario de la invasión a Occidente le dijo a Gómez y Maceo “Id y venced: procurar conquistar la independencia de la patria, pero no olvidéis nunca que por encima del Poder Militar que conquista, he de ser siempre el poder civil que conserva y organiza. Y no olvidéis que si algún día que yo espero que no suceda hubiera en Cuba poderes militares el primero en suprimir con mis manos a esos dictadores seria yo”.
Así era el marqués de Santa Lucia contrario al militarismo de Máximo Gómez. Unió a los cubanos para combatir la Enmienda Platt a través de la Junta Patriótica. Fue Miembro de Suprema Magistratura de la República en las grandes contiendas de 1868 y 1895. Lo llamaban soñador ya que nunca se enriqueció con los bienes de la Patria. Murió pobre.
Fuente:
Revista Bohemia del 8 de marzo de 1914. Articulo “El marqués de Santa Lucia”. Autor: Manuel Sacades. Página 109.
Publicación de Andres Rodríguez