<El Papalote se fue a bolina>
En ocasiones viene a nuestro recuerdo la muchachada del barrio que acudía a los solares amplios y elevaciones del terreno con sus papalotes y chiringas en las manos y estando allí buscaban que el aire los elevara hasta lo alto posible.
Los papalotes bien decoradas y con adornos en los rabos eran más distinguidos aunque su costo no era alto.
Otros buscaban el güin de la palma y el papel de seda para confeccionarlos.
Para hacer una chiringa sencillamente era encontrar una hoja de papel y hacerla.
"Empinar" chiringas también constituía una gran diversión, aunque no se elevaran tanto como un papalote.
Los niños llevaban sus artefactos volantes en las manos para hacer las piruetas de cabeceo y tambien cortar a otros con las cuchillas colocadas en el rabo. Entonces el papalote del contrario se iba a «bolina» o sea caía al suelo.
El Coronel era un papalote de grandes proporciones que se elevaba con soga de pita, pues otro hilo no era posible contra el peso y el viento, la fuerza del coronel te podía arrastrar y lograba ser algo peligroso.
En Cuba también se usaba la frase coloquial
"mandar (a alguien) a empinar chiringas" que equivale a ‘despedir, mandar a paseo’.
También para indicar que algo desapareció.