< El Parque Víctor Hugo >
Es un céntrico espacio verde abierto que cubre una manzana completa y que con su nombre rinde tributo a uno de los escritores más reconocidos internacionalmente, el afamado novelista, poeta, dramaturgo y crítico francés Víctor Hugo.
Se localiza en la manzana que conforman las calles 19, 21, H e I en el Vedado y cuyo monumento más representativo es el de Víctor Hugo, esculpido por el artista cubano Juan José Sicre.
Fue así como este especialista en la técnica del modelado del natural, hizo brotar el rostro del venerado escritor a partir de una roca.
El escultor regaló a La Habana la figura de un hombre de avanzada edad que frunce el ceño, pues lleva en él la señal del sufrimiento por la pérdida de su hija y la melancolía por haber sufrido varios reveses en su carrera politica no se encuentra en el centro del parque, sino en uno de sus costados, mirando hacia la calle I.
La vida y obra de Víctor Hugo ofrece evidencias de que fue un defensor a ultranza de las causas justas, valor humano que dejó plasmado en sus novelas, desde «Los Miserables» hasta «Nuestra Señora de París», dos de las impactantes historias que lo condujeron a la gloria.
Múltiples documentos epistolares que llevaron su firma, dan cuenta de que estaba al tanto de las luchas por la independencia de Cuba.
Conoció personalmente a nuestro Apostol José Martí cuando este era un joven de apenas 21 años y Víctor Hugo celebraba su 80 aniversario.
Un respeto y afecto por Victor Hugo creció dentro de Martí combinado con el hecho de que era un hombre que había abrazado las causas de la libertad y la liberación, incluída la lucha cubana por la independencia, como propia.
Por eso en los inicios del siglo XX cubano, cuando La Habana se expandía hacia el oeste, el floreciente Vedado decidió consagrar un espacio para el recuerdo del ilustre intelectual francés y su apoyo al derecho de Cuba a ser un país libre, a pesar de que nunca visitó la tierra caribeña.
Surgió así el parque que
en su centro tiene una glorieta rústica formada por un base circular y donde ocho troncos de árbol en estado natural hacen de columnas que sostienen la cubierta cónica.
Diseminados por el parque se encuentran bancos alargados de cemento y mármol además de árboles de espesa copa.
En ese parque también se encuentra un monumento a Doña Leonor Pérez del que ya hablé en una publicación anterior.