En 1771 llega el hielo a Cuba. Lo trajeron desde Veracruz y Boston y le confirieron cualidades medicinales. En 1801, Francisco de Arango y Parreño, el llamado estadista sin Estado y eminencia gris de la sacarocracia criolla, recomienda la importación de hielo al Gobierno colonial. Poco después el gobernador de la Isla aprobaba la iniciativa «como uso medicinal para las enfermedades que se originan de la rarefacción de la sangre».
En 1805 está aquí el norteamericano Federico Tudor, «el rey del hielo», con 240 toneladas de la mercancía. El producto continuaría importándose hasta fines del siglo XIX cuando se estableció la primera fábrica cubana de hielo. En la foto se muestra como se transportaba el hielo, así era la demanda!!.