En 1958, La Habana era considerada una de las ciudades más modernas del mundo, un hecho reseñado por los diarios, revistas y televisoras más influyentes del mundo. Asimismo, la cercanía con Estados Unidos hizo posible la llegada a la capital cubana de varios de los principales avances de la ciencia y la técnica, fundamentalmente durante la primera mitad del siglo XX.