Esta es una reseña histórica realizada por Manuel Suárez Rosales sobre un general Español que lucho por la libertad de Cuba del lado mambí, y hace honor al respecto que se siente por los grandes hombres aún cuando exista contradicciones.
Como diría mi hermano Pedro Luis Jimenez Espinosa, parafraseando al Ilustre H. José Martí. Honor a Quien Honor merece.
El general mambí Julián Santana, veterano canario de las guerras de Cuba
Publicado el julio 27, 2020Por Intersindical
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Uno de los canarios que combatieron en el hemisferio occidental por la libertad del hombre -pues Por la libertad del hombre se combate en Cuba, proclamaba Martí- fue Julián Santana, uno de los seis canarios que alcanzaron en el Ejército Libertador cubano el grado de general combatiendo por la independencia de la Gran Antilla.
La enorme contribución canaria al poblamiento y colonización de determinadas zonas geográficas de América y la huella dejada allá por nuestros compatriotas nos son recordadas con relativa frecuencia tanto por la prensa diaria como por distintas publicaciones de carácter científico o de divulgación del Archipiélago. De esta manera, la actuación de algunos de los canarios que se establecieron en el Nuevo Mundo y que destacaron por el papel que desempeñaron en el gobierno, la milicia o las misiones nos resulta más o menos conocida al haber sido objeto de preferente atención de la historiografía burguesa de las Islas. En cambio, nos son prácticamente desconocidas las vicisitudes de la gran masa anónima de canarios que se vieron obligados a emigrar y la biografía de destacados luchadores por la libertad que nacieron en este archipiélago y que tuvieron su campo de actuación en el continente americano o en sus islas. Uno de los canarios que combatieron en el hemisferio occidental por la libertad del hombre -pues Por la libertad del hombre se combate en Cuba, proclamaba Martí- fue Julián Santana, uno de los seis canarios que alcanzaron en el Ejército Libertador cubano el grado de general combatiendo por la independencia de la gran Antilla.
Un aspecto de la emigración canaria a América muy poco conocido aún en Canarias es el de la participación de los canarios en las luchas emancipadoras de Latinoamérica combatiendo por la causa de la libertad de aquellos pueblos. Ya desde los mismos inicios del proceso independentista de las posesiones españolas de América un nutrido grupo de canarios figuraron en las filas republicanas, desempeñando algunos de ellos cargos de gran responsabilidad. Pero donde más se distinguieron nuestros compatriotas combatiendo contra el carcomido régimen colonial español fue en Cuba. En la Gran Antilla los canarios escribirían bellas páginas de solidaridad internacionalista luchando por la independencia del país hermano. Los isleños que engrosaron las filas mambisas se contarían por miles. Como simples soldados o en los puestos más altos de la graduación militar, los canarios estuvieron presentes en todas las luchas del pueblo hermano por liberarse del dominio colonial español. El Héroe Nacional de Cuba no dejaría de referirse a esta ingente contribución canaria al esfuerzo para independizar a su país: ¿Quién que peleó en Cuba -diría Martí-, dondequiera que pelease, no recuerda a un héroe isleño?
Que sepamos, seis fueron los canarios que alcanzaron el grado de general en el Ejército Libertador cubano (no nos sorprendería nada que descubriéramos uno de estos días que algún otro general mambí era también hijo de estas islas norteafricanas). Estos fueron los mayores generales Lucas Marrero, Matías Vega Alemán, Jacinto Hernández Vargas y Julián Santana Santana. De este último es de quien nos vamos a ocupar hoy.
El que habría de ser general Julián Santana nació en Santa Cruz de Tenerife el 9 de enero de 1830 (otros biógrafos afirman que la fecha de su nacimiento fue el 12 de enero de 1829). Cuando contaba 21 años de edad, y como decenas de miles de canarios que en el pasado siglo cruzaron el Charco, Julián Santana emigró a Cuba, llegando a la Gran Antilla el 17 de enero de 1851 e instalándose en Tunas.
El joven isleño no tardaría en ponerse en relación con los patriotas que se disponían a luchar por la independencia de Cuba. Habiendo establecido contacto con los que secundaban los planes de Joaquín de Agüero en Camagüey, álzose con ellos en armas contra el régimen colonial. Fracasado este movimiento insurreccional se entregó a las tareas agrícolas hasta que estalló la primera Guerra de Independencia de Cuba, o de los Diez Años, en que volvió a tomar las armas, poniéndose en esta ocasión a las órdenes de Vicente García. Durante la contienda, Julián Santana tomó parte en todas las acciones del patriota tunero: Estancias de Naranjo, Parada, Río San José, Manatí, Río Abajo, La Zanja y otras. Luego su jefe lo mandó a cooperar con el Chino Viejo (Máximo Gómez) en los planes de invasión, a cuyas órdenes peleó en la célebre batalla de Las Guásimas.
Esta histórica batalla que duró cinco días fue “la acción bélica más relevante” de toda la campaña librada por los cubanos contra el colonialismo español. A pesar de la superioridad numérica de las fuerzas metropolitanas, que contaban con casi cinco mil hombres -la proporción era de cinco a uno favorable a los españoles-, los mambises infligieron 1037 bajas al enemigo.
Julián Santana vuelve luego con Vicente García y combate en La Yaya, Río Blanco, y participa en el asalto a Las Tunas. Al terminar la Guerra de los Diez Años con el Pacto del Zanjón, el bravo isleño ostenta el grado de teniente coronel.
Secunda luego la Protesta de Baraguá, serio esfuerzo por continuar la guerra con una nueva dirección revolucionaria, en que se despreció y denunció la capitulación y a sus promotores y donde se proclamó abiertamente que se podía obtener la victoria final sobre el colonialismo hispano. Al capitular su jefe, Julián Santana se reintegra a las labores agrícolas en Las Tunas, que interrumpe para sumarse a la Guerra Chiquita, intento de los revolucionarios más consecuentes -que rechazaban el Pacto del Zanjón- por continuar la lucha armada. Muerto el general Vicente García, Santana entró en contacto con su viejo compañero el general José Manuel Capote. La Guerra Chiquita solo duró nueve meses. Sin un mando único que determinara la estrategia correcta y conscientes de que en las condiciones existentes no podían dirigir una lucha que aglutinara a todos los cubanos, los jefes insurrectos decidieron deponer las armas a principios de junio de 1880.
El 1º de junio de 1895, ya encendida la segunda Guerra de Independencia de Cuba, Julián Santana se incorpora a las fuerzas del general Capote, siéndole reconocidos los grados del 68. El 15 de julio Maceo lo asciende a coronel y le encarga el mando interno de la brigada de Las Tunas, notificándole el 20 de octubre su ascenso a General de Brigada y designándole, el 16 de noviembre, jefe de la Brigada de Las Tunas. Al asumir el mando el general Calixto García, Santana toma parte con el general Capote en el ataque a Guáimaro y posteriormente en el asalto a la plaza de Victoria de las Tunas.
Se licenció el 24 de agosto de 1898, retirándose a su finca Santa Inés de Las Tunas y no queriendo participar en política. Allí permaneció hasta el 31 de julio de 1931 en que le sorprendió la muerte. Contaba a la sazón 101 años de edad, 17 hijos, 89 nietos, 96 bisnietos y 6 tataranietos. En total, 218 descendientes.