Estados Unidos no puede resolver los problemas de los cubanos. Somos nosotros los que debemos ajustar cuentas con un Gobierno que nos niega el derecho a votar desde el extranjero; a regresar al país donde nacimos; que nos obliga a pagar impuestos revolucionarios para renovar nuestro pasaporte; que nos prohíbe protestar pacíficamente en nuestras calles; a pensar diferente y a hacer gala de nuestra música y nuestra cultura.