<< "A caballo regalado no se le mira el colmillo" >>
Este refrán enseña que cuando se recibe algo como regalo, no se deben de buscar defectos, aspectos negativos, ni criticar el mismo. Todo lo contrario, se debe de recibir con buen agrado y agradecer por el gesto.
Este dicho es muy común en Cuba desde hace décadas, ¿pero sabes cuál es su origen?
Surgió como consecuencia de la edad de los equinos, ya que a través del estado de los dientes de los animales se puede determinar la edad y su estado de salud. A los dos años, el caballo cambia de dentadura y nacen dientes de color amarillento pero con el pasar de los años los mismos se empiezan a desgastar producto de la masticación.
Tomando en cuenta lo anterior, al comprar un equino es fundamental observar el estado de los dientes, pero en el caso de recibir un caballo de regalo es un privilegio que tienen pocos, así que revisar el estado en el que se encuentra –como echarle un vistazo a su dentadura– no es algo muy amable que digamos.
Es por eso que se empezó a decir: “a caballo regalado no se le mira el colmillo”.
Por eso, cuando recibas un regalo, no te fijes en su valor, sino en el detalle que tuvo alguien contigo.