Esto lo publiqué hace dos años y lo republico ahora, pues deben haber nuevas noticias luego de su restauracíon.
LOS CAPITOLIOS.
De la cubanía: … ¨¨el Capitolio de La Habana es más grande que el de Washington¨¨…
Por contrario de lo que se dice y piensa las comparaciones siempre son buenas, sobre todo si felizmente las cosas a comparar arrojan un empate o al menos ambas son igualmente importantes. Este es el caso.
Si no se compara algo nunca hubiéramos sabido que frotando dos palitos se producía fuego y mejor chocando dos pedernales para hacer chispas, en lugar de esperar que cayera un rayo a 50 kms de donde vivíamos en la caverna. O iríamos de vacaciones a ver la Torre Eiffel en las carabelas de Colón en lugar de los modernos cruceros.
Eso si jamás se puede comparar entre dos mujeres a cual es la más linda pues eso sería el detonante para la Tercera Guerra Mundial y no como se piensa, en el diferendo prostibulario entre norteamericanos, rusos y chinos.
Sin entrar en muchos detalles de las magnificencias arquitectónicas, artísticas y de contenido de ambos edificios, datos que cualquier hijo de un vecino puede extraer de libros y de la red, solo nos referimos a algunas de sus dimensiones.
CAPITOLIO DE LA HABANA: CAPITOLIO DE WASHINGTON:
Largo : 207.35 mts 228. 45 mts.
Ancho: 88, 38 mts 106, 05 mts
Alto : 91.70 mts 83. 10 mts
Medidos en sus puntos más anchos que son variables en ambos casos. Las superficies interiores de pasillos, galerías y habitaciones no fueron encontradas, quizás es materia pendiente. Adicionalmente se sabe que el de Washington tiene 540 habitaciones, 658 ventanas y 850 puertas cifras que no encontramos para el de La Habana.
Como se puede apreciar las diferencias en los aspectos fundamentales de longitudes y alturas son poco determinantes y alternan un poco hacia uno y otro lado. Es cierto que el de Washington tiene la ventaja de estar construido sobre una colina o meseta de la ciudad lo que le da una perspectiva de vista más ventajosa, que sumado a lo despejado en las observaciones de su frente y fondo desde gran distancia impresiona mucho al visitante. El fondo visto desde el Memorial a Washington a dos kms de distancia y desde la laguna reflectante del National Mall le da un aire de majestuosidad indiscutible. Sus parques y jardines aledaños aumentan su elegancia. El de La Habana, rodeado de importantes edificaciones históricas y bellas, algunas por desgracia venidas a menos que menos, no goza de esas gracias de vista a distancia pero sí de lo mencionado de los magníficos inmuebles y el ambiente citadino que lo circunda. SI no fuera por el deterioro de estas últimas sería un fifty fifty entre los dos capitolios.
Otro detalle importante es la visita al interior. Como solo he visitado el de La Habana cuando era sede de la Academia de Ciencias y Museo, el recorrido por una sola planta con muchos lugares cerrados me pareció corto, magnífico pero corto comparado con las más de tres horas que estuve entre caminando y un poco sentado durante diez minutos, del recorrido, al de la capital de E.U.
Lo cual no da una verdadera idea, puesto que como ya dije, el cubano tenía muchas limitaciones de lugares a ver. No sé ahora como será. Como dato adicional se sabe que cada estado de la Unión Americana tiene su Capitolio. He tenido la suerte haber visto siete de ellos y ninguno es ni la mitad del habanero.
De forma tal, señores, que puede decirse que tanto uno como otro edificio o palacio son iguales o casi iguales en tamaños y maravillas, aunque incapaz soy de coartar a mis queridos compatriotas, si quieren decir que el nuestro es más, pues que lo digan, que de todas maneras, nadie extraño los va a contradecir y mucho menos se va a poner a medir los dos lugares.
Ahora pueden desahogarse en los comentarios y desaprobar si quieren, porque de todas maneras esto lo hice a pura memoria y los datos solo los obtuve después de una semana de consultas y muchas horas-asiento. Las fotos que acompañan este escrito tienen el muy dudoso mérito de haber sido hechas por mí, por lo tanto pueden usarlas, botarlas, quemarlas o darle de martillazos a la pantalla del teléfono o la computadora para no verlas nunca más. No tienen copyright.
Autor: Fernando Sierra.