Fulgencio Batista (1952-1958) Aciertos y desaciertos
Con un Gabinete integrado por figuras competentes, liquidó el pandillerismo y comenzó a aplicar las recomendaciones del Informe Truslow de 1951. Creó el Banco de Comercio Exterior. En la agricultura creó instalaciones de almacenamiento y refrigeración, aumentó la mecanización, la fertilización, la irrigación, la investigación científica y brindó ayuda técnica y económica a los pequeños campesinos. Alcanzó la mayor cosecha de azúcar de la historia (7,2 millones de toneladas). Con la producción de alimentos garantizaba el 75% del consumo interno: seis millones de cabezas de ganado, un automóvil por cada 40 habitantes, un teléfono por cada 38, un radio por cada seis y un televisor por cada 25.
Entre 1954 y 1958 se construyeron cerca de 5.000 edificios por año, entre ellos los hoteles FOCSA, Habana Hilton, Capri y Riviera. Los ahorros y depósitos de los bancos aumentaron. Edificó y terminó varios edificios públicos en la Plaza Cívica, incluyendo el monumento a José Martí. Fueron construidos los túneles de la Bahía de La Habana y de la Quinta Avenida, así como la vía Monumental para conectar el Este y el Oeste de la ciudad. Reconstruyó y pavimentó las principales avenidas y calzadas en La Habana y otras ciudades.
Construyó refinerías de petróleo y fábricas de neumáticos; conductores eléctricos de cobre; tuberías centrifugadas de hierro; papel y cartón de bagazo. Con la participación de la inversión extranjera levantó plantas para producir botellas y otros envases de cristal, de papel y de aluminio. Se construyeron los aeropuertos de Varadero y Rancho Boyeros, los baños minerales de San Diego, la Ciudad Deportiva, los centros de turismo de Varadero y Barlovento, y desarrolló programas sociales de ayuda a ciegos y sordos.
Tres datos ilustran el nivel alcanzado en la educación en 1958: se dedicó el 23% del PIB (primer lugar en América Latina); redujo el analfabetismo al 23% (segundo lugar en Iberoamérica); y con unos 90.000 alumnos en la enseñanza privada aliviaba los gastos del Estado y garantizaba a los padres la educación deseada para sus hijos.
Esos y otros muchos resultados hicieron de su gobierno el más próspero en la historia de Cuba, a pesar de que la guerra había empezado a impactar en la economía.
Las riquezas y los muertos de Batista
De sus riquezas mucho se ha hablado y poco se ha demostrado. Cierto es que durante su gobierno, para fomentar el turismo, se anunció la concesión de licencias de juego a quienes invirtieran un millón de dólares en un hotel y 200.000 en una nueva discoteca; pero ese plan, llamado «Proyecto del Malecón», no se llegó a ejecutar. Figuras de la mafia estadounidense, como Santos Traficante y Meyer Lansky, se ocuparon de asesorar los casinos en hoteles que eran propiedad de cubanos. Cierto es también que, antes de ocupar altos cargos, Batista era un emprendedor, que en paralelo a sus estudios de taquigrafía llevaba libros comerciales, administraba bienes, revendía frutos del campo y trabajaba como maestro, lo que le permitió contar con una economía propia y realizar inversiones, que luego continuaron creciendo.
En cuanto al número de muertos, resultado de la violencia desatada, en 1957 se habló de 3.000, en 1958 de 6.000, y en 1959 de 20.000; pero el único listado, publicado en la revista Bohemia del 11 de enero de 1959, arroja en total 898. Un trabajo de Archivo Cuba, organización promotora de los derechos humanos con sede en Washington, aumenta la cifra a 1.816. Ambas cifras muy alejadas de los 20.000 muertos. Posiblemente nunca se sepa la cifra exacta, pero los 20.000 carecen de pruebas.
A manera de conclusión
El Gobierno de Fulgencio Batista liquidó el incontrolable pandillerismo, aplicó las recomendaciones de la Comisión Truslow, aumentó la producción, impulsó la diversificación, implementó un vasto plan constructivo y mejoró la salud y la educación.
Después del golpe militar, a pesar del restablecimiento de la Constitución de 1940 y de la celebración de elecciones, la falta de apoyo a la solución cívica desembocó en la toma del poder por los revolucionarios, lo que condujo a la actual crisis.
La enseñanza de los hechos narrados consiste en que, incluso con una economía en crecimiento, sin la correspondiente formación cívica —tanto en los gobernados como en gobernantes— es imposible lograr la nación «con todos y para el bien de todos» por la que tantos sufrimientos y sangre se ha derramado. De ahí el valor de los aciertos y desaciertos de Fulgencio Batista, quien, a pesar de ser el mandatario más demonizado por la prensa y la historiografía oficial, tarde o temprano ocupará el lugar que le corresponde en la historia de Cuba.
FUENTE https://diariodecuba.com/cuba/1613292085_28800.html