Hola amig@s 😉saludos 🙋♂️Sabian que El último combate 🤜💥🤛de la guerra de Independencia Hispano 🇪🇸cubana🇨🇺 norteamericana 🇺🇸 🐎⛓⚔ por el contrario a lo q muchos puedan pensar, no sucedió en las llanuras de Oriente, Camagüey u otras provincias😉👇
El último combate ocurrio en plena capital, en el Hotel Inglaterra y su famosa Acera del Louvre😳😮
Frente al Parque Central de La Habana. ocurrió el 11 de diciembre de 1898, un día después de firmarse el Tratado de París entre los representantes de España y los Estados Unidos, dando fin oficial a la guerra Hispanoamericana
Ocurrió en la acera del popular café El Louvre donde se reunían frecuentemente jóvenes cubanos de gran cultura e ideas independentistas que buscaban la manera de alcanzar la libertad de Cuba sin importar sacrificios, ni peligros. Allí se escucharon las voces de Ignacio Agramonte, Julio y Manuel Sanguily y otros patriotas, muchos de los cuales formaron parte del Ejército cubano y lucharon por la independencia de la Patria. Estos rebeldes se les conocían como los muchachos o los jóvenes de la
Acera del Louvre
El 12 de agosto fue firmado un Protocolo de Paz y el 10 de diciembre de 1898 dicho Tratado a espaldas de los cubanos.
En esta fecha, el 11 de diciembre, las tropas de ocupación norteamericanas habían reemplazado a los soldados españoles en todas las plazas militares de la isla menos en la ciudad de La Habana donde se realizó por barrios, escalonadamente. Cada vez que un barrio era evacuado, los cubanos cambiaban el escenario callejero adornándolo con banderas cubanas y comenzaba el estallido de voladores, los tiros al aire de escopetas y revólveres. Niños, mujeres y hombres llenos de alegría bailaban en las calles al toque de los tambores formando comparsas improvisadas, desde los balcones, ventanas y azoteas lanzaban flores y por todos lados fuertes y repetidos gritos de ¡Viva Cuba Libre!
El capitán cubano Juan Manuel Pérez de Alderete (ayudante del General Calixto García, que se encontraba en Washington en gestiones oficiales), Pepe D’Estrampes, Enrique Regueira y otros libertadores que se identificaban por el sombrero a la mambisa con escarapela, estaban alegres pues eran aclamados por el público cuando pasaban por las calles y en su andar decidieron tomar un trago en el café Tacón, frente al Parque de Isabel II (Parque Central).
“El capitán Alderete había llegado con aire de triunfo al café Tacón, pidiendo en voz alta una copa de cognac, cosa que hubo de chocarle a un numeroso grupo de oficiales españoles , que allí se hallaban comentando, a tragos, la derrota sufrida y, como es natural, nada conformas con su situación de vencidos; uno de estos oficiales miró con altivez a Alderete, haciéndole, al fin, un gesto grotesco e irreverente que remedaba un saludo militar y acompañado de estas palabras: “¡A la orden mi general!”.
“Alderete, justamente ofendido en su dignidad, por semejante chunga, respondió al agravio con una agresión que, a su vez, el oficial trato de repeler; se agriaron los ánimos salirme a relucir los revólveres y los sables de los demás oficiales y gracias a la intervención del General cubano Armando Riva, pudo conjurarse, por el momento , el escándalo, pues dominando la situación y aun admitiendo que Alderete había interpretado mal el saludo respetuoso de un oficial enemigo, sugirió el arreglo de la cuestión, por los medios usuales entre caballeros y sobre todo: entre militares.
“E iba a terminar ya el conflicto de ese modo, cuando inesperadamente, los oficiales trataron de agredir a Alderete a quien Riva mandó a retirar.
“El capitán obedeció el mandato del superior, mas no así sus adversarios, que persiguieron a Juan Manuel hasta el hotel Inglaterra donde se había introducido, los generales cubanos Julio Sanguily y José Lacret Morloty estaban en el Hotel con sus escoltas, cuando ocurrió el tiroteo, a duras penas pudieron refugiarse en el piso superior. Le sigue el General Armando J. de la Riva quien se hallaba en el café Tacón, lugar donde se inició el conflicto, y trató de apaciguar los ánimos sin lograrlo. Todos estaban desarmados y escaparon milagrosamente de la balacera.
“Como se había producido el consiguiente tumulto, alguien, desde la Acera del Louvre, gritó previsoramente. “Salven a Sanguily (General Julio Sanguily) y a Lacret (General José Lacret Morlot), que vienen a matarlos”, éstos, que no tenían armas, atendieron las suplicas de sus ayudantes que les rogaban subieran las escaleras del hotel.
“Al ver entrar en el café a oficiales y soldados armados y en actitud agresiva, se produjo el natural revuelo.
“Felipe Romero, a quien sorprendió el accidente cerca del mostrador, no sabiendo que partido tomar, le dijo a sus amigos, entre bromas y veras, “Deja ver si haciéndome pasar por dependiente, me respetan.”
“Y despojándose del saco, el chaleco, el cuello y la corbata, se arrolló las mangas de la camisa y se puso a fregar unos vasos.
“Los españoles buscaban sin cesar a Alderete que se había escudado detrás de Lacret y como trataron de apuntarle, Artidiello, que era el único armado entre los cubanos, sacó su revólver para defender al General.
“-No: déjame a mí, que soy su ayudante, dijo Jesús Sotolongo; arrebatándole el arma, con presteza, disparó contra los que le amenazaban.
“Entonces un soldado español, rodilla en tierra, descargó su fisil contra Jesús, hiriéndole mortalmente.
“De modo simultáneo sonaron otros tiros; Arturo Tousset fue herido mientras subía la escalera del hotel, pues hacia allí se dirigían los tiros en su mayor parte.
“Afortunadamente, pudieron contener algo el avance de los agresores los hermanos Guillermo y Eduardo Soto (éste último, comandante del Ejército Libertador) quienes con sus certeros disparos de revólver y exponiéndose heroicamente al fuego mortífero de la fusilería española, hicieron algunas bajas y casi repelieron el ataque.
“Pero la mecha estaba encendida y a los pocos minutos, todo el batallón de Colon Nº 1, encargado de guarnecer la plaza y el último que había quedado para rendir honores a la bandera que había de arriarse en el Morro, se situó frente al hotel Inglaterra, en actitud de asalto.
“Los cubanos de la Acera, por su parte, se armaron, también, como pudieron (y pudieron muy poco porque el uso de armas les estaba prohibido) y así el Coronel Rafael Peña, que procedía del campamento de Menocal, en Marianao, apenas creyó iniciado un movimiento de avance sobre el hotel, descargó su revólver contra los de Colon, que arremetieron con saña, causando algunas bajas y recibiendo otras, cuyo número jamás pudo saberse, pues lo ocultaron cuidadosamente.
“Despejada por un momento la Acera, acertó a pasar por allí un joven sordo, apellidado Jiménez; e ignorante de cuanto allí había pasado, se detuvo a averiguarlo en la puerta del Inglaterra, de donde fue muerto a culatazos por un grupo de soldados.
“Al cabo, los oficiales que pretendían ocupar el hotel para realizar la captura de los cubanos, fueron contenidos por el general americano Green, quien (aunque algo tardíamente) hizo allí acto de presencia.
“Al día siguiente se reprodujeron los desórdenes en el entierro del valiente oficial Jesús Sotolongo y Lynch, ultimo muchacho de la Acera, que ofreció, noblemente, su vida a la Santa Causa de la Independencia”