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👨🚒El primer Cuerpo de Bomberos en Cuba.👨🚒
El trascendental acontecimiento de organizar una actividad de extinción de incendios es el que marca el nacimiento del Cuerpo de Bomberos en Cuba, de manera oficial. Sucedió en Santa Clara, el 13 de noviembre de 1696, aún en época colonial. A los vecinos de la naciente urbe, les comenzaron a preocupar los incendios que accidentalmente ocurrían y en ocasiones producían grandes pérdidas.
La comunidad acordó para ello, sufragar los gastos de la compra de los útiles que eran necesarios para tales fines, y de bombas de agua para sofocar los incendios. En 1795 trajeron a La Habana las primeras de mano, que fueron manipuladas por negros esclavos.
La rústica unidad de bomberos, fue ubicada en el espacio que más tarde ocupara la antigua escuela de artes plásticas Leopoldo Romañach, al costado del Teatro La Caridad por la calle Máximo Gómez. Para orgullo de todos, aún existe la placa que identificara la institución.
En el siglo XIX fueron abundantes estas agrupaciones. En sus primeras décadas se originaron a lo largo de toda la nación bajo la protección de los representantes del gobierno hispano en cuarteles, a imagen y semejanza de los existentes en la península.
Así vemos que luego de la primera agrupación de bomberos en Santa Clara en 1696, le siguió en1768 la formación de un grupo de ese tipo en el surgidero de Batabanó, en ese orden, el 14 de enero de 1831 se creó en Santiago de Cuba el Cuerpo de Honrados Bomberos.
Les siguieron en 1832 la fundación del Cuerpo de Bomberos de Santa Clara; en 1832 Cárdenas organizó un Cuerpo Profesional de Bomberos Civiles y en 1835 el Cuerpo de Honrados Obreros y Bomberos de La Habana mientras que en 1836 tocó su turno al Bomberos del Comercio de Matanzas y Cienfuegos al que siguieron otros en todo el Archipiélago.
La noche del sábado 17 de mayo de 1890 se produjo en la ferretería de Isassi ubicada en la esquina de Mercaderes y Lamparilla, en La Habana Vieja, un incendio que conmovió a la ciudadanía, conceptuado como la mayor catástrofe de la época.
Documentos de la épocas así lo recogen: “el desconocimiento de los volúmenes y cantidades de sustancias acumuladas allí, y la negativa del dueño de ofrecer la información precisa, provocó que mientras intentaban sofocar el siniestro ocurrieran varias explosiones en las que perdieron la vida 17 bomberos del comercio, ocho municipales, uno de la armada, cuatro agentes del orden público y ocho ciudadanos que estaban como espectadores, además de una gran cantidad de heridos”.
Cuentan los historiadores que una de las mayores demostraciones de duelo que se registra en esos años fue el sepelio de las víctimas. Siete años más tarde fue inaugurado en el Cementerio de Colón el Mausoleo a la memoria de los Bomberos; es el panteón más alto de la necrópolis.
El terreno donde se encuentra en la calle central lo cedió el Arzobispado. Su costo fue de 65 mil pesos en oro, obtenidos por la suscripción popular al Diario de la Marina, otra suma aportada por una familia de cuantiosos recursos, y los fondos que asignara el Ayuntamiento de La Habana.
La construcción del mausoleo se atribuye al arquitecto Julio Martínez Zapata y el escultor Agustín Querol, ambos españoles. Las obras de instalación y creación, que duraron casi cuatro años, fueron dirigidas por Francisco de P. Astudillo.
Inaugurado el 24 de julio de 1897 por el entonces Capitán General de la Isla, Valeriano Weyler y Nicolau, el monumento es el panteón más alto del Cementerio de Colón y una de las obras arquitectónicas más hermosas de la necrópolis, que se ha convertido en un sitio de recordación y homenaje a todos los bomberos caídos en el cumplimiento de su deber.