Hoy se cumple el 147 aniversario de la caída en combate de Ignacio Agramonte, me place compartir con el grupo la letra de la canción que Silvio Rodríguez diera a conocer en 1973 en Camagüey, cuando se conmemoró el centenario de su muerte.
El hombre se hizo siempre
de todo material:
de villas señoriales
o barrio marginal.
Toda época fue pieza
de un rompecabezas
para subir la cuesta
del gran reino animal,
con una mano negra
y otra blanca mortal.
Mortales ingredientes
armaron al Mayor,
luz de terratenientes
y de revolución:
destreza de la esgrima,
sucesos como un preso,
Amalia abandonada
por la bala,
la vergüenza, el amor;
o un fusilamiento,
un viejo cuento
modelaron su adiós.
Va cabalgando
el Mayor con su herida,
y mientras más mortal el tajo,
es más de vida.
Va cabalgando
sobre una palma escrita,
y a la distancia de cien años
resucita.
Trota sobre la espuma,
seguido por un mar
de negros en machete
y sin encadenar.
Ordena a su corneta
el toque de a degüello,
y a un siglo de distancia
entona nuestra canción
y con recia garganta
canta,
espanta
lejos la maldición.