Increíble, Cuba llegó a exportar leche condensada
Para empezar les diré que Cuba importó toda la leche condensada que consumía hasta el año 1930 en que se inauguró la primera fábrica en la zona de Bayamo, propiedad de la Compañía Nacional de alimentos. Luego crecerían las fábricas hasta el número de cuatro, operadas por tres compañías, todas de capital cubano:
Se escogió una zona tan aislada como Bayamo para construir la primera fábrica de leche condensada en Cuba porque los promotores de la fábrica sabían que se acercaba la Carretera Central que permitiría transportar el producto sin muchas complicaciones. Además, la producción de leche del lugar no era nada despreciable, lo que aseguraba la materia prima. Una vez inaugurada la fábrica la producción lechera de Bayamo creció incluso más, por el estímulo que significaba para los productores la existencia a la mano de un gran comprador que se quedaba con toda la producción.
En 1932, en plena crisis, ya la fábrica produjo 200 000 cajas de 48 unidades (con un peso de 397 gramos cada lata). En diciembre de 1938 la compañía abrió una nueva fábrica en Sancti Spíritus, rica cuenca lechera, que elevó aún más la producción. Así en 1941 se produjeron 1 200 000 cajas, una cantidad que excedió en 400 000 cajas las necesidades del consumo doméstico. Esto permitió que el país en menos de una década pasara de importador a exportador de leche condensada.
La Segunda Guerra Mundial estimuló el consumo interno de leche condensada en el país por el quebranto temporal de la producción de leche fresca (las necesidades de guerra obligaron a los productores a concentrarse en los cultivos de caña y arroz). Fueron estos los años en que el Ministerio de Comercio topó el precio de la leche condensada para evitar la especulación; una regulación que se mantuvo hasta el fin de la República.
Gracias a la Compañía Nacional de Alimento, en 1958 obtenían su sustento 550 familias cubanas.
Nela es quizás la más conocida de las fábricas ubanas que antes de 1959 se dedicaban a la fabricación de leche condensada. Se deba esto quizás al hecho de que, a pesar de haber llegado relativamente tarde a este giro, su amplia gama de productos que abarcaban todo el proceso industrial de la leche, desde la producción de queso hasta la de leche en polvo la hizo calar más que otras en el imaginario popular. Considerada en la década de 1950 como una de las mejores plantas de tratamiento de leche del mundo, Nela se había elevado mucho desde su modesto origen. Fundada en 1929 en Sancti Spíritus con el nombre comercial de “La Espirituana” para pasteurizar leche de abasto público sufrió numerosos vaivenes económicos y reestructuraciones, estuvo incluso paralizada y en algunos momentos llegó a procesar la ridícula cantidad de 64 litros de leche (por esas razones y el empeño de su gerencia en vencer tantas y frecuentes dificultades, el redactor de este artículo considera que el caso de Nela es uno de los casos de éxito empresarial más brillantes de la historia económica de Cuba).
En 1949, tras realizar una gran inversión en su planta, comenzó a fabricar leche condensada y posteriormente leche en polvo.
Guarina
La fábrica de productos lácteos Guarina, que operaba bajo la razón social de “Derivados de la Leche SA”, se encontraba situada en la provincia de Camagüey.
Se construyó en 1929 con el objetivo de pasteurizar la leche que consumía la ciudad y posteriormente se convirtió en una fábrica de quesos y mantequilla.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial la gerencia acometió un plan de inversiones para modernizar la fábrica que incorporó otras líneas de producción como la de leche condensada y la de leche en polvo. La primera – que es el objetivo de esta entrada – se producía en dos variantes: enlatada, como tradicionalmente había sido siempre, y a granel.
Guarina daba empleo a 140 personas. Su cadena de distribución era larga y eficiente, con un distribuidor en cada ciudad grande del país y también en muchas poblaciones pequeñas. Contaba, además, con oficinas y almacenes en La Habana y una flota de quince camiones que distribuían sus productos en la capital de la República.
A la altura de las mejores del mundo
Estas tres empresas productoras de leche condensada no se limitaron sólo a la actividad fabril sino que también cooperaron con los gobiernos locales en la reparación de caminos, la instrucción sanitaria a los productores y el establecimiento en distintos puntos de plantas de recepción y enfriamiento.
Nadie debe engañarse y creer que estas fábricas eran chinchales tercermundistas, todo lo contrario. Se trataba de instalaciones a la altura de las mejores de su tipo en el mundo. Cumplían quisquillosamente todas las regulaciones sanitarias del país y exigían a sus proveedores que las cumplieran. La calidad y presentación de su producto terminado era exquisito y dominaban el mercado cubano.
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