Jardines de la tropical
El carácter ornamental estético de la vegetación y sus componentes arquitectónicos sigue la belleza natural rústica. El tratamiento de la vegetación es fundamentalmente naturalista. Prevalece la presencia de árboles frondosos maderables, frutales y medicinales, muchos de los cuales constituyen valiosas especies endémicas.
Uno de los principales salones de baile fue construido alrededor de un árbol de mamoncillo de 200 años de antigüedad, del cual tomó su nombre en señal de admiración hacia la madre natura. Proporciona a la ciudad un agradable espacio natural de disfrute público, prácticamente exclusivo de la capital; junto a ello su hermoso diseño introduce en Cubael estilo modernista, tanto para la arquitectura como para el paisajismo.
El diseño le pertenece al maestro de obras catalán Ramón Magriñá, por lo cual presenta huellas indiscutibles de los jardines orgánicos españoles.
Entre la barra de cerveza y el río se ubica un elegante mirador a manera de saloncillo reservado, desde donde los propietarios observaban con sus huéspedes más distinguidos las regatas en el río Almendares o las fiestas que acontecían en el salón Mamoncillo.
Se diseñó una capilla, dedicada a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, y en ellas se hicieron las primeras bodas entre blancos y negros y mestizos. Además, su amplia superficie de 297 mil 154 metros cuadrados reservaba un espacio natural de enorme utilidad dentro del creciente barrio industrial de Puentes Grandes.
En los Jardines de la Tropical se celebraban romerías, matinés, giras (bailables) organizadas por sociedades españolas. No obstante, los otros “grupos de descendencia” (como se les llama ahora a las razas), también alquilaban días de la semana para los bailes más populares y trascendentes.