<<< Barbarito Diez en Venezuela, el país donde bailó >>>
La afectiva relación de Venezuela con Barbarito Diez se remonta a los años 30 cuando el país se convirtió, por su privilegiada posición geográfica en la puerta de entrada de la música que se hacía en las islas del Caribe hacia la América del Sur.
Ya para la segunda mitad de esa década existían unas cuantas estaciones radiales, y junto a ellas grandes salones de baile, con la consabida demanda de músicos y orquestas nacionales e internacionales.
Y aunque Barbarito no viajó a Venezuela, sí lo hizo su voz.
Más bien su llegada física fue un tanto tardía en 1980 para una primera gira.
En 1981, a su retorno a Cuba de una segunda gira a Venezuela, contó:
“Si la del año pasado 1980, es inolvidable, esta segunda ha sido superior. Fíjate que yo, que apenas me muevo mientras canto, hasta bailé. Un joven, mientras la orquesta tocaba un danzón instrumental, fue hasta el escenario y me pidió que, por favor, bailara con su abuela que estaba ahí y quería que la complaciera. Como todos saben, yo no acostumbro a hacer eso, pero era una señora ya muy mayor, y, ante aquella solicitud, salí a bailar. Pero el caso es que no pudimos terminar porque vino una joven y le pidió que la dejara bailar a ella. Después siguieron llegando damas de todas las edades a pedirme que bailara con ellas, hasta que el empresario intervino diciendo que no me podía agotar para cantar con la orquesta».
Barbarito retornaría a Venezuela en 1984 donde grabó el LP «Barbarito Diez y la Rondalla Venezolana», también dejando constancia del inmenso cariño de los venezolanos por él y por su música.