La calidad de la cerveza cubana fue tal que las similares extranjeras no lograban penetrar el mercado interno. Nadie podía competir en precio y calidad de las cervezas cubanas a pesar de que algunas firmas foráneas lo intentaban. En 1958, Cuba poseía cinco fábricas de cerveza que producían cerca de 30 millones de litros anuales para una población aproximada de 6 millones de habitantes. Si se tiene en cuenta el reducido consumo que del producto hacían las mujeres y los menores de edad, se puede inferir el alto consumo per cápita del producto entre los bebedores. El cubano de siempre ha sentido predilección por esta bebida. El mayor consumo de cerveza tenía lugar en bares y cantinas y algunos preferían hacerlo en la “bodega” de la esquina. Allí, en un ambiente “familiar”, conversaban con el dependiente saboreando una cerveza espumosa, un vaso de ”laguer” con un “saladito” de jamón y queso o con algunas aceitunas, chicharrones o anchoas, mientras en la victrola sonaba el bolero del momento y se jugaba un juego de cubilete.
No se puede olvidar que las cervecerías, como tal, las fábricas, poseían jardines propios para fiestas, encuentros o banquetes y campos deportivos, y el precio de la cerveza en las mismas era muy inferior a lo que costaba en los comercios. Además si usted no tenía suficiente dinero se tomaba un vaso y no una cerveza entera en cualquier parte.
Marta Veliz " La del Meneito "