La capital de Cuba, La Habana, cuenta con uno de los tesoros de arquitectura Art Deco más importantes del mundo, pero que a menudo se pasa por alto.
Integrando con éxito a la arquitectura, el diseño de interiores, la moda y a las artes visuales, esta tendencia decorativa tuvo una gran influencia en la isla caribeña.
Abarcando los locos años 20 y extendiéndose hasta la década de 1930, el Art Deco llegó a personificar todo el glamour, la opulencia, la libertad y el hedonismo de la era del jazz posterior a la Primera Guerra Mundial.
La estética de Art Deco se define por líneas suaves, formas geométricas, nuevos materiales y colores brillantes, a veces llamativos.
En Cuba, el gobierno del el general Gerardo Machado (1925-1933), que fue elegido dos veces, fue testigo del mayor florecimiento del movimiento.
Influenciados por las tendencias en el extranjero, los arquitectos cubanos asimilaron las características de Art Deco en una variedad de edificios en La Habana, con frecuencia utilizando elementos tropicales como palmeras y piñas, así como la iconografía africana.