La carta de Carlos Manuel de Céspedes que Ana de Quesada nunca recibió.
Carlos Manuel de Céspedes enviudó de su primer matrimonio en enero de 1868. En noviembre del mismo año, tras haber iniciado la lucha por la independencia, contrajo nupcias con quien sería su eterno amor, Ana de Quesada y Loynaz.
La segunda esposa
Existía una diferencia de edad de 24 años entre Carlos Manuel y Ana, pero esto no fue un impedimento para el amor, como tampoco lo fue la guerra, ni las continuas separaciones a las que se vieron forzados por razones obvias.
En el período en que estaban distantes mantenían una hermosa correspondencia de la que se conservan muchas cartas que fueron donadas al Archivo Nacional de Cuba por la nieta de ambos, Alba de Céspedes, quien se convirtiera en una destacada escritora radicada en Italia.
Documentos históricos que cuentan detalles de la guerra y temas de amor
El 23 de junio de 1871 Carlos Manuel escribe una carta dirigida a su esposa. Esta epístola tiene una singular importancia porque no llegó nunca a su destinataria, fue interceptada por los españoles que perseguían cada información posible, de modo voraz.
En su carta además de tratar temas cotidianos de la guerra, los enfermos, los amigos y la familia, Céspedes se detiene en unos párrafos para hablarle a su amada. Le dice:
“Cuando estuve acampado en el Asiento, pensé mucho en ir a San Diego a bañarme, y no me resolví a dar el viaje porque me parecía que iba a pasar un mal rato viendo incendiados los edificios en que habitamos y en que supiste disiparme tantas tristezas con tus consuelos y caricias. Al fin me determiné a ir, venciendo mi repugnancia que efectivamente resultó bien fundada. Aquel sitio antes tan pintoresco y animado, hoy es un solitario desierto. Las casas fueron consumidas por el fuego: las aves han desaparecido o están mudas: el arroyuelo se ha secado y no deja oir su murmullo, ni el majestuoso ruido de la cascada: los árboles están deshojados; los senderos obstruidos: en todo se echa de ver la falta de la mano amiga del hombre y parece que la misma naturaleza se resiente de la ausencia de los antiguos moradores de aquel paraíso, donde la hospitalidad era tan franca, y donde tú, mi adorada Anita, me abriste los tesoros de tu alma.”
El exilio fue la solución para salvar a su amor y a sus futuros hijos
Antes de terminar su carta, Céspedes dedica un momento especial para pensar en su futuro hijo que está por nacer. Le escribe a Ana:
“Y tú, alma mía, dispensa que haya dejado esto para lo último, aunque es lo primero en la memoria. ¿Serás ya madre cuando esta carta llegue a tus manos? Dios lo quiera, y que haya sido con toda felicidad, para en mejores circunstancias no sufra ese ser querido la desgraciada suerte de mis dos Oscares.”
Los gemelos Carlos Manuel de Céspedes Quesada y Gloria de los Dolores Céspedes Quesada nacieron en el exilio, en Estados Unidos.
La carta que nunca llegó
Ana de Quesada nunca recibió aquella carta de puño y letra de su esposo fechada el 23 de junio de 1871, pero el destino tiene caminos curiosos.
La existencia del documento se reveló al verlo publicado en la prensa, pues los españoles lo sacaron a la luz, se dice que en un periódico de La Habana. Algunas fuentes aseguran que el recorte original hecho por Ana de Quesada se conserva en el Archivo Nacional de Cuba.
Por Gretchen Sánchez