La Catedral Primada de Santiago de Cuba, fundada en 1522.
En Santiago de Cuba se levanta la primera catedral que, durante casi tres siglos, será el único centro de gobierno eclesiástico en la mayor de las Antillas. Fue declarada Monumento Nacional el 16 de enero de 1958.
Considerada una joya de la arquitectura de Santiago de Cuba, no siempre mostró la fachada con la que hoy cuenta. Y ello se debe a que a lo largo de su existencia, ha sido reconstruida en cuatro ocasiones distintas. La ambición de corsarios y piratas que rondaban por el Caribe hizo que fuese rehecha durante los años 1666 y 1670. Posteriormente, los terremotos de 1678, 1766, 1852 y 1932 trajeron como consecuencia que quedase parcial o totalmente destruida. Y es que la Catedral de Santiago de Cuba ostenta el no deseado record de ser la edificacion de su tipo que más veces ha sido reconstruida y remodelada en la ciudad.
Alberga el Museo Arquidiocesano Monseñor Enrique Pérez Serantes, único museo de arte religioso en Cuba.
En 1522, a solicitud del emperador Carlos V de España, se llevó a cabo la traslación de la catedral a Santiago de Cuba, según breve pontificio fechado el 28 de abril por el papa Adriano VI. De esta manera, la iglesia parroquial o Ermita de Santa Catalina, construida de guano y madera desde la fundación de la villa en [1515], es constituida en catedral, y su sede en ciudad. Su primer obispo fue el flamenco fray Juan de Witte.
Desde 1524 están enterrados aquí los restos de Diego Velázquez, fundador de las primeras siete villas coloniales españolas en Cuba. Este es uno de los grandes misterios no solo de la edificación, sino de la ciudad en sí. Durante las labores de la cuarta remodelación se halló la lápida.
No son pocos los que afirman que el arcángel Gabriel que corona la catedral, una especie de protección, es el equivalente de la Giraldilla para el habanero. Sobreviviente del terremoto de 1932, cuando perdió una de sus alas, las cicatrices son casi imperceptibles al transeúnte. Al pasar muchos lo miran, pero se descubren diferentes emociones según sea el lugar desde donde se observe. Ladeada su cabeza, mirando al mar, ofrece su mejor rostro a quien deja atrás la bahía, por la calle Heredia, para acceder al corazón de Santiago de Cuba.