**La Ermita de los Catalanes dedicada a la Virgen de Montserrat en La Habana.**
En las afueras de La Habana hay una ermita con un marcado carácter mediterráneo. Se trata de la Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat en La Habana y está inspirada en la iglesia de la localidad ampurdanesa de S’Agaró.
Conocida como la Ermita de los catalanes, fue inaugurada el 12 de diciembre de 1954 y, de hecho, se trataba de la segunda ermita dedicada a Montserrat que impulsaba la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Cataluña en la ciudad. El emplazamiento de la primera había sido en el punto que se conoció popularmente como ‘Loma de los Catalanas’, y donde actualmente se ubica el monumento a José Martí, en la Plaza de la Revolución.
La idea del estilo que debía tener la edificación había sido del empresario Dionisio Civil, directivo de la Sociedad. Los arquitectos, encargados de adaptar los planos del templo ampurdanés, fueron Vicente J. Sallés Buïgas y Francisco G. Padilla y el maestro de obras, Andreu Cuscó Sunyol.
Desde la Sociedad se organizó un comité de damas encabezado por Maria Pons y Encarna Conangla, para conseguir los fondos para la construcción del templo. Las aportaciones vinieron de parte de particulares o de otras instituciones catalanas en la isla, como es el caso de un atril, regalado por el Centro Catalán, entidad de carácter independentista.
El templo consta de algunos elementos que se pudieron recuperar de la primera ermita, como son algunos mármoles, el altar y el vitral con la imagen de San Jorge de atrás del altar mayor. Igualmente fueron recuperados otros elementos exteriores como el guerrero de la fachada, que representa también el patrón catalán, obra del escultor Joan Rebull y obsequio del empresario y mecenas, José Rovira y Rovira, o bien los escudos que representan las cuatro provincias catalanas y que se encuentran en la propiedad donde está la ermita.
La iglesia se sitúa muy cerca del Aeropuerto Internacional José Martí, en Rancho Boyeros, a unos 8,5 km del centro de La Habana. La avenida por la que se accede al templo se llama rambla de Tous, en honor a José Tous Amill presidente de la Sociedad mientras se construyó el templo.
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